Jose Luis Ibarlucea

Jose Luis Ibarlucea


El jeta

12/08/2022

El diccionario de la RAE nos dice en su segunda acepción que jeta es el que tiene hocico de cerdo y en sentido coloquial es sinónimo de desfachatez y caradura. El jeta sería hoy la versión postmoderna del Lazarillo de Tormes, pero sin amo ciego, o el ciego le lleva incorporado dentro. Hoy se propaga como un virus: en la política, los medios de comunicación, las asociaciones de vecinos, el arte, la ciencia… y como dice B.F. Feijoo (el monje) en su Teatro Crítico Universal (Tomo I, Discurso 4º) «La adulación y la mentira son las dos alas con que vuela a las alturas». Su motivación es: con esfuerzo no llegarás muy lejos, pero sí, mediante la mentira y el cinismo. Sigue a Maquiavelo en todo momento: «La simulación de la virtud aprovecha y la misma virtud estorba». El jeta vive en una ensoñación continua, aunque como dice Feijoo: «Los simuladores y embusteros son el vulgo de las aulas», sin embargo, ellos se ven como los salvadores de la familia, la empresa, el país e incluso la humanidad, su cosmovisión es de una simpleza pavorosa. Suele mirar por encima del hombro al que trabaja y se esfuerza, incluso se ríe de ellos, pues se pavonea de que él ha llegado tan lejos como los demás sin haber pegado golpe. Su gran recurso es seguir aprovechándose del trabajo de los demás para seguir trepando.  Este Lazarillo postmoderno tiene sonrisa fácil y dice a cada uno lo que quiere oír. Es un ser frívolo sin conciencia de sus limitaciones. Provocador, pero incapaz de asumir las responsabilidades de sus actos, la culpa siempre es de los demás o incluso de los fenómenos meteorológicos. Como es en sí mismo inseguro se rodea siempre de aquellos que le deben su puesto o favores; si alguno le hace sombra, le difama o le traiciona sin contemplaciones ni remordimientos, aunque sea su mejor amigo. Siempre juega con las cartas marcadas, no duda en provocar el altercado con cualquiera que pueda poner en evidencia sus carencias. Si ustedes conocen un jeta no lo tiren ni lo reciclen, les puede llevar a ejercer cargos que nunca habrían soñado. Sean prudentes, y miren con el rabillo del ojo, pues en el momento en que no les necesite, pondrá hocico de cerdo y les arrojará por el barranco más próximo.