San Antón

Fernando Pastor
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La hoguera de Antigüedad es una de las pocas celebraciones que perduran en la actualidad en la comarca relacionadas con San Antón

San Antón

El 17 de enero de 356 fallecía Antonio Abad, a los 105 años de edad: nació el 12 de enero de 251 en las inmediaciones de Heraclépolis Magna, por lo que se le conoce también como San Antonio Magno, El Egipcio, el Grande, o el Ermitaño.

A los 20 años decidió vender sus posesiones y donar a los pobres el dinero obtenido, iniciando una vida de asceta en una cueva. Como monje católico, colaboró con otros ermitaños y comunidades monacales, fundando el movimiento eremítico. Finalmente se retiró al desierto viviendo en la más absoluta soledad, que solamente interrumpió para predicar contra el arrianismo en Alejandría.

Fue canonizado y se le conoce como San Antón.

San AntónSan AntónEn torno a su figura existen muchas leyendas. Una de ellas cuenta que estando en el desierto fue objeto de tentaciones demoníacas.

Otra cuenta que curó la ceguera de unos jabatos y desde entonces la jabalina madre, que se había aproximado a él como suplicando su intervención, no se separó de él y le protegió de los ataques de otras alimañas.

Otra más relata que visitó al afamado Pablo el ermitaño, al que alimentaba un cuervo llevándole una hogaza de pan todos los días, y desde esa visita el cuervo pasó a llevar dos hogazas diarias, para alimentar a ambos. Cuando Pablo falleció, Antonio lo enterró con la ayuda de varios animales, entre ellos dos leones. 

Por todas estas razones se le considera patrono de los animales y de los sepultureros.

La Orden de los Caballeros del Hospital de San Antonio (conocidos como Hospitalarios y Antonianos), bajo su advocación, se especializó en el tratamiento de enfermedades contagiosas, venéreas y ergotismo. Por ello también es patrono de los que padecen estas enfermedades, además de los amputados, los tejedores de cestas, los fabricantes de cepillos, los carniceros, los ermitaños, los monjes, los porquerizos y de la isla de Menorca. Una amplia relación de patronazgos.

Se le suele representar con un hábito negro, la Cruz de Tau y un cerdo a sus pies. 

Su festividad, establecida el día 17 de enero, fecha de su fallecimiento, ha preciado curiosas costumbres en muchos pueblos del Cerrato.

Era un día festivo, ya que casi todos los vecinos tenían ganado. Se bendecía a los animales, y a los de trabajo (caballerías) se daba fiesta eximiéndolos de su labor, dándoles comida especial y adornándolos con collares de cascabeles mientras los niños, que en muchas localidades no tenían colegio ese día, recorrían las calles llevando colgados del cuello los cencerros del ganado. Por eso en Alba de Cerrato las chicas se burlaban de los chicos diciendo que San Antón era el santo de los chicos. En esta localidad, el mulero sacaba al campo toda la caballería del pueblo, y se celebraba la carrera de San Antón. En Venta de Baños y en Fuentes de Valdepero la carrera era de burros.

En Esguevillas de Esgueva, donde a esta fecha le llamaban el día de los burros, los niños sí iban a la escuela pero no tenían clase: iban con esquilas y cencerros al cuello y el maestro los sacaba de paseo al campo, como que era el pastor que llevaba un rebaño, atravesando de esa guisa el pueblo haciendo 'clin, clin, clin' con los cencerros. 

En Villanueva de los Infantes los chicos jóvenes ponían cencerros a los burros y corrían con ellos por las calles cantando coplillas en las que se metían con las mujeres. 

Lo mismo ocurría en San Martín de Valvení, pero con coplillas muy picantes. Un hombre, Simón, fue llevado al calabozo por decir en una de ellas: «¿Qué hacen ahí esas marranas que no friegan el puchero?, si es por falta de estropajo, aquí le tengo guardado». El cura bendecía al ganado ese día. 

Las coplas eran frecuentes en muchos pueblos, aludiendo al Glorioso San Antón. La que entonaban en Castronuevo hacía referencia a la holganza de los animales ese día:

«San Antón de enero

huelga la mula 

y trabaja el mulero»

En Villarmentero de Esgueva se decían refranes y luego hacían lo que denominaban choriza, una merienda con chorizos que preparaban las madres. 

En Villafuerte de Esgueva engalanaban a los burros y a los gatos domésticos, mientras que en Cevico de la Torre, los chiquillos montaban en caballerías engalanadas para recorrer así las calles de la localidad e incluso ir a pueblos de alrededor.

Por su parte, en Baltanás era típico ofrecer naranjas a la talla de un gorrino en la ermita de la Virgen de Revilla y después rodarlas por la ladera. Además besaban el culo a la talla.

En Antigüedad prenden hogueras. Antes hacían una en cada barrio, con leña del monte que los chicos llevaban en carros o arrastrándola con un burro, y escondían los troncos más gordos para que no se los robasen los de otros barrios ya que se encendían todas a la vez rivalizando a ver qué barrio la hacía más grande y duradera. En la actualidad hacen una única hoguera, en la plaza, y en ella asan patatas, carne, chorizo... e incluso al terminar se llevan rescoldos para calentar las glorias.