Pasión de arqueóloga

FERNANDO IÑIGO
-

Noelia Hoyos ama el dibujo, el campo y la arqueología. Es licenciada en Historia y ha realizado un Máster en Economía de la cultura y la gestión cultural. Hoy la joven paredeña coparte con Diario Palentino sus diez lugares favoritos.

Noelia Hoyos en su lugar favorito: el yacimiento vacceo-romano de Paredes de Nava, situado en los pagos de La Ciudad y Torredondo. - Foto: DP

PASIONES Noelia ama el dibujo, el campo y disfrutar de las pequeñas cosas con su familia y amigos. Desde pequeña, su inquietud por la historia la ha llevado a desempeñar la función de profesora, con la que ha tratado de transmitir a las generaciones venideras su pasión por la arqueología.

 

TRAYECTORIA Licenciada en Historia por la Universidad de Valladolid. Máster en Economía de la Cultura y Gestión Cultural. Profesora de Geografía e Historia en la Comunidad de Castilla y León.

 

1.Yacimiento vacceo-romano de La Ciudad (Paredes de Nava). « Uno de mis lugares favoritos, al que acudo desde que tengo memoria.  Como niña observando las tierras con curiosidad, hoy con la impaciencia de quien desea revelar sus secretos más profundos. Es un privilegio contar con un yacimiento de estas características en mi localidad. Se trata de un enclave estratégico, situado en los pagos de La Ciudad y Torredondo, a un kilómetro y medio del municipio de Paredes de Nava. Es una importante civitas vaccea de 54,5 hectáreas, rodeada por un doble sistema defensivo, romanizada y poblada hasta principios de la Edad Media».


2.Paredes de Nava. «En este pueblo he nacido y vivido la mayor parte de mi vida, aquí están mis orígenes y recuerdos más felices. La localidad  pertenece a la comarca de Tierra de Campos y se encuentra a unos 20 kilómetros de la capital. Conserva las características propias de haber sido una gran villa, aunque desgraciadamente cada vez más envejecida. Sin embargo, sus calles, fiestas y monumentos continúan sorprendiendo al visitante. Son destacables sus cuatro iglesias: San Martín (actual Centro de Interpretación de Tierra de Campos); Santa Eulalia, con su  torre y dimensiones catedralicias, en cuyo museo se custodian obras de Pedro Berruguete; Santa María, abierta al culto y a las celebraciones musicales con su señero órgano ibérico, y San Juan, reformada para albergar la oferta cultural paredeña».


3.Villa Romana de La Olmeda. «Desde mi época escolar, y más tarde por interés personal, he descubierto cosas nuevas con cada visita a la villa romana y a su museo. Aprendí sobre mitología escuchando a los guías narrar la historia de su mosaico más llamativo y sentí curiosidad por sus propietarios al observar con detenimiento sus retratos en el pavimento. La Villa Romana La Olmeda es una gran mansión rural cuyo esplendor corresponde al siglo IV. Esta villa palaciega, declarada Bien de Interés Cultural en 1996, recibe cada vez más visitantes sorprendidos por sus mosaicos y piezas destacadas».


4.Villa Romana de La Tejada. «Para mí otro de esos lugares que visitar una y otra vez intentando descubrir nuevos detalles, siempre con la esperanza de verlo algún día en su total esplendor. Situada en Quintanilla de la Cueza, en el municipio de Cervatos, y también declarada Bien de Interés Cultural en 1995, es otro enclave romano de gran importancia en la provincia. El área excavada muestra tan solo una parte de la extensión total que ocuparía la villa».


5.Museo de Palencia. «Siempre es agradable recorrer sus salas buscando respuestas y sumergirse en nuestro pasado entre la luz y oscuridad de las vitrinas. El Museo Arqueológico Provincial es de visita obligada para cualquier palentino. Su colección, una de las más importantes de la Comunidad, atesora piezas de época prehistórica y exposiciones de arte contemporáneo. Es un conjunto impresionante por su riqueza e interés».


6.Tierra de Campos. «Especialmente con la luz que anticipa la tormenta, los campos de la comarca adquieren las tonalidades más bellas. Atravesando las carreteras de estas tierras, los diferentes cultivos y las bandadas de pájaros alborotados crean una fotografía de un paisaje admirable que va acompañado del olor inconfundible a tormenta y humedad, no demasiado frecuente en nuestra zona. El cielo oscuro y revuelto, y sobre el ocre y verde una luminosa luz, son sinónimos de tranquilidad y belleza. Otra imagen de Tierra de Campos algo alejada de las cálidas postales del cereal castellano».


7.Tejeda de Tosande. «La primera vez que la visité no acompañó la meteorología, pero me ofreció otro punto de vista de este bosque mágico, envuelto en niebla y lluvia. En las siguientes ocasiones he podido disfrutar de agradables paseos y preciosos paisajes recorriendo su apacible valle. La Tejeda de Tosande es una de las concentraciones de tejos más destacadas de la península, situada en el interior del Parque Natural Montaña Palentina. Una ruta muy conocida para los amantes de la naturaleza y de la que guardo bonitos recuerdos».


8.Embalse de Ruesga. «Por su cercanía siempre ha sido un lugar recurrente para las escapadas familiares de verano. Pedalear en sus barcas de recreo era una de las actividades que más disfrutaba en mi niñez, con cierto miedo a sus profundas aguas. No puedo olvidar la comida después del baño en sus orillas; pasar el día era uno de los placeres más sencillos, rodeada de amigos y familiares. El pantano de Ruesga es uno de los embalses más pequeños de la región. Fue construido en 1923 para  almacenar agua de regadíos y controlar el caudal del  Canal de Castilla en su recorrido a través de la Meseta».


9.Bodegas de Perales. «Recuerdo especialmente las tardes de verano en compañía de mi familia, disfrutando de las meriendas y los baños en las acequias cercanas. La pequeña bodega, ahora en ruinas, servía como lugar de reunión vacacional, que desde mi mirada infantil no tenía nada que envidiar a la costa. En el alto donde se ubicaban las edificaciones podía observarse, como desde un mirador, la plenitud del paisaje terracampino».


10.Río Retortillo. «Para dos experimentados pescadores de cangrejos como eran mis abuelos algunos de los rincones de este modesto río eran perfectos para pasar las mañanas echando y recogiendo reteles. Tuve la oportunidad de acompañarlos, o más bien  de estorbarles, en muchas ocasiones».