El 10 de febrero, la RFEF anunció la concesión de la subvención a los clubes de Tercera participantes en la Copa del Rey. De forma sorprendente, el CD Becerril, al igual que los otros nueve equipos que superaron la fase previa como campeones de sus ligas regionales en la pasada campaña, no figuraba en la relación.
En el comunicado se mencionaba que se resolvía no «admitir provisionalmente a los clubes Barreda, Tolosa, Acero, Intercity, Carabanchel, Alcalá, Parla, Becerril, Bembibre, Melilla, Antoniano, Minera, Estrella Grana, Peña Azagresa, Logroñés Promesas y Pedroñeras su petición, puesto que debe formar parte de la convocatoria Impulso 23, no pudiendo ser objeto de ayuda por el mismo concepto en dos convocatorias distintas. Y por no haber accedido a la disputa de la Copa del Rey, en tanto que equipo de Tercera División (sic)», concediendo un plazo de diez días hábiles para presentar alegaciones.
ProLiga, en representación de los clubes implicados, ya las ha presentado. Para empezar, la redacción de la explicación es muy confusa sin saber exactamente qué quiere decir lo de «no acceder a la Copa del Rey en tanto que equipo de Tercera División».
Verbalmente, se les ha explicado que no tienen acceso a esta ayuda del reparto de los derechos televisivos de 23.000 euros (más 5.000 euros de desplazamientos) al haber sido el Becerril equipo de Primera Regional la pasada temporada. Una incongruencia, porque lo son este año de Tercera.
Más bien, da la sensación de haber cometido un error la Comisión que determinó la concesión de las ayudas, confundiéndose con aquellos equipos de Regional que, efectivamente, no llegaron a alcanzar la primera eliminatoria al ser eliminados en la fase previa, entre ellos el Urraca, al que dejó en la cuneta el Bece. La propia normativa en la que se comunica la denegación lo deja muy claro: «Podrán ser beneficiarios de estas ayudas todos los clubes no profesionales de Tercera División que participen en la Copa del Rey en la temporada 2019-20». El Becerril juega en Tercera, lo hizo en la Copa y no es profesional. Blanco y en botella: 28.000 euros.