A este palentino de la quinta del 76 siempre le ha gustado la música, tanto que está celebrando actualmente sus primeros 25 años como disc jockey. Se llama Raúl García Valcuende, es vendedor y hostelero, pero sigue metiéndose en las cabinas de bares y discotecas. Y si surge la oportunidad también hace mezclas en su propia casa. Reconoce que, por ahora, no se ve celebrando las bodas de oro en la profesión, aunque asegura que tiene fuelle para rato. «No me pongo ningún tipo de fecha porque tengo intacta la ilusión por pinchar y musicalmente estoy en mi mejor momento. Nunca he tenido más experiencia que ahora, nunca he conectado mejor con todo tipo de público y la cacharrería ( palabra con la que se refiere a su equipo de mezclas) la manejo con facilidad», declara.
Los cinco lustros de carrera de García Valcuende, Dj Rul en este mundillo, tienen su prólogo a mediados de la década de los 90. Antes de que debutara oficialmente en la profesión se puso al mando de la música en La Gomila. Lo hizo «simple y llanamente por gusto» durante un par de años. «No nos poníamos obligaciones. Cuando quería iba y ponía música», comenta el disc jockey tras reconocer que en ese local hostelero fue donde le empezó a picar el gusanillo de este trabajo.
Después del tiempo de fogueo llegó la época seria. Esta comenzó el 22 de mayo de 1997. Es una fecha que tiene grabada a fuego. Por primera vez fue contratado -«durante unas horas y a cambio de dinero», añade- en el Némesis, un disco bar de la zona del Seminario. A continuación, los responsables del negocio apostaron por él para pinchar de manera fija. «Hasta 2011 fui el disc jockey residente, una figura que ya no es tan importante como lo fue en su día», subraya.
Otra de las experiencias que Dj Rul guarda en su memoria fue el paso por la discoteca Chapó. Entró en 1998 y trabajó hasta que la discoteca cerró por primera vez. Allí conoció a Luigi, la persona a la que considera su mentor en este sector. «Con él aprendí los secretos de la profesión», declara.
Su segunda época de Dj arrancó de manera paralela a la apertura de la discoteca Quasar, de la cual es socio. Desde entonces ha alternado su presencia en este local nocturno de la calle Rizarzuela y en otros establecimientos de la capital, como el P21, el Social o el Lemon. También ha actuado en fiestas privadas, enSantander o en Valladolid, aunque reconoce que la práctica totalidad de su carrera la ha desarrollado en Palencia.
En su dilatada experiencia ha vivido en primera persona los avances de la tecnología y el aumento del número de disc jockeys. También ha conocido el auge y caída de múltiples tipos de música y está notando que en la actualidad, además de hacer bien el trabajo, es necesario usar correctamente las redes sociales.