Acoso

Fernando Pastor
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Cerrato insólito

Acoso

Tal día como ayer, 7 de marzo, de hace 75 años, El Diario Palentino se hacía eco de un seceso que conmocionó al Cerrato.

En Alba de Cerrato vivía Félix Pérez López, un hombre de mediana edad al que todo el mundo conocía como el Bubillo y que, al parecer, padecía algún tipo de discapacidad cognitiva.

Se encaprichó de una muchacha, A.M.H.D., menor de edad. Se obsesionó con ella y la acosaba hasta extremos insufribles. La esperaba al salir de la escuela, la espiaba con prismáticos, la perseguía continuamente por la calle, y allí donde ella iba él iba detrás. 

AcosoAcosoTambién solía ir a la era en la que el padre de A.M., realizaba labores agrícolas, para amenazarle y decirle que se tenía que casar con su hija.

Esta situación provocó en la muchacha un estado de pánico tal que no se atrevía a ir sola a ningún sitio. Siempre iba acompañada de amigas o familiares.

El acoso fue in crescendo, hasta el punto de ser sorprendido dentro de la casa de esta familia. Una noche, al salir del comedor para ir a la cocina la niña se topó con él en la escalera interior de la casa. Al verse sorprendido, el Bubillo echó a correr y salió de la casa saltando por el patio de los vecinos. La familia corrió tras él pero no le alcanzó. 

Lo que sí hizo fue denunciar todo el acoso sufrido. Sin embargo se comentaba que el sacerdote del pueblo (por aquel entonces los sacerdotes eran considerados una fuerza viva más, con gran influencia), fuese por amistad o fuese por piedad o por lástima hacia el Bubillo, intercedió para que nada le ocurriera.

En Vertavillo, localidad muy cercana a Alba (menos de 4 kilómetros les separan), los carnavales gozaban de una merecida fama, con espectaculares actividades festivas y religiosas y una cofradía muy activa que las protagoniza, contribuyendo a que fuese de los pocos lugares en los que el Carnaval no estuviera prohibido durante gran parte del franquismo.

A.M. y una prima venida de Madrid no quisieron perderse estos carnavales de Vertavillo y a media mañana del 3 de marzo de 1946, Domingo de Carnaval, se dispusieron a ir, montadas en burro. Su padre, temeroso de que el Bubillo, que controla todos sus movimientos, saliera al paso de las chicas, decidió acompañarlas. 

Y no se equivocaba: cuando llegaban por el pago denominado Páramo de San Pedro, el Bubillo hizo su aparición, encañonando con un revolver a la moza al tiempo que de decía: «Mira, hemos llegado a un extremo del que yo no puedo pasar y ahora mismo te mato». A.M., su padre y su prima trataron de huir, pero el Bubillo realizó 5 disparos, impactando dos de ellos en el brazo izquierdo del progenitor. Las tres víctimas se refugiaron en la cabaña de un pastor y gritaron pidiendo auxilio, mientras el Bubillo iba hacia ellos. El padre le hizo frente, le derribó y le golpeó con una piedra en la cabeza, provocándole la muerte instantánea.

Tras este episodio, los tres regresaron a Alba y pusieron los hechos en conocimiento de las autoridades, haciéndose cargo del caso la Guardia Civil de Cubillas de Cerrato, a cuya jurisdicción pertenecía Alba. El reconocimiento judicial puso de manifiesto que el Bubillo portaba dos revólveres con munición.

El padre quedó detenido y hospitalizado en su propio domicilio para que el médico de la localidad le atendiera de las lesiones producidas por los disparos recibidos en su brazo izquierdo.

Todo ello lo recogió El Diario Palentino en su edición del viernes día 8 de marzo de 1946, como se refleja en la fotografía.

La menor, que contaba con tan solo 15 años en el momento de los hechos, había sido víctima de un acoso insufrible. 

Con el tiempo se convirtió en una mujer bondadosa y adorable. Doy fe.