Julio César Izquierdo

Campos de Tierra

Julio César Izquierdo


RuralES

24/12/2022

O son. Los que se desviven por dar color cultural a la orfandad del crudo invierno, ajustando presupuestos y apretando ideas que rieguen a borbotones la soñada tierra prometida y que ahora, a veces, se condena al erial de la despoblación. Rurales son los que hacen cola con paraguas y abrigo para sacar su dinero del bus móvil bancario y los que prestan ayuda para que nuestros mayores sean capaces de desenvolverse con las nuevas tecnologías. Las mismas, en muchos casos, que nos condenaron a tirar de móvil con poca fibra y fino humor. Al mal tiempo e ideas peregrinas, buena cara. Rurales son los que barren su calle y acuden al toque de huebra o los que tocan las campanas que ya son patrimonio universal. Y lo son a raudales, construyendo puentes de energía sostenible, pues nada lo es más que el que persevera y aguanta a pesar de tantas promesas que se sabe no se pueden cumplir ni materializar. Será porque no resulta atractivo ser de pueblo en los meses crudos. O por falta de alternativas laborales. O por cortar las alas demasiado pronto a demasiada gente. No obstante, colma de satisfacción y gozo saber que quedan sujetos aferrados a la militancia. Que se quieren quedar a pesar de todo y de nada. Pueblos que son una manifestación permanente sin pancartas, de silencios que se rompen en el buen tiempo, en el oasis y el espejismo que no refleja la verdad de lo que supone ser y estar el resto del año. Aunque, debe quedar claro, a nadie se le puede culpar por buscar su destino, su vida y felicidad allí donde las hadas sean más propicias. Rurales son los que cultivan su huerto y los que vivieron una pandemia con las mismas restricciones que en las grandes urbes. Los que se esmeran en alimentar la tradición y la costumbre. Los que se aferran al sonido de la danza, pero también al tractor de última generación. Aquellos que suben la persiana en febrero y que buscan al médico en los días hábiles y factibles o los que tienen que desplazarse para recibir una vacuna. Rurales son los que deciden amarrarse al consistorio sin sueldo, haciendo todas las horas del mundo por amor a los suyos. Gentes que reciben a los refugiados, que integran en su sociedad local a todos los que desean formar parte de su vida. Pocos y con ganas.