La superficie regada crece en 17.000 hectáreas el último año

SPC
-

Las organizaciones agrarias ponen en duda este aumento y reclaman un Pacto de Estado en materia de agua así como una mayor capacidad de embalse

La superficie regada crece en 17.000 hectáreas el último año

La superficie regada en Castilla y León continúa en aumento y es llamativo el incremento que se registró el año pasado cuando creció en casi 17.000 hectáreas a pesar de la sequía que, con una intensidad menor que la de 2017, provocó importantes perjuicios en el sector agrícola y ganadero de la Comunidad. En 2019 se superaron las 465.000 hectáreas regadas, frente a las más de 448.000 de un año antes pero muy por encima de las algo más de 445.000 hectáreas de hace dos años, cuando se vivió la sequía más acuciante de los últimos ejercicios.

Los datos aportados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y recogidos por Ical indican que la superficie regada aumentó el año pasado en Castilla y León un 3,7 por ciento, por encima del 1,4 por ciento que subió a nivel nacional, donde se regaron 3,8 millones de hectáreas, frente a 3,7 millones de un año antes. El promedio de la última década también es positivo, y en la media del periodo 2009-2018 la superficie regada creció un 9,1 por ciento.

De esta forma, Castilla y León es la tercera comunidad autónoma con mayor superficie regada el año pasado, tan solo por detrás de Andalucía (1,1 millones de hectáreas) y de Castilla-La Mancha (567.866 hectáreas). Le siguen de cerca Aragón (418.104), Comunidad Valenciana (293.604) y Cataluña (265.974 hectáreas).

Atendiendo a los sistemas de riego, la superficie regada se reparte casi de manera proporcional entre los sistemas de gravedad (118.770 hectáreas), aspersión (164.127 hectáreas) y automotriz (152.087 hectáreas). Muy por debajo se sitúa el riego localizado, con un 6,5 por ciento de la superficie regada. Aunque el uso de todos estos sistemas de riego aumentó el año pasado, en la última década ha perdido fuelle el de gravedad, que ha caído un 14,2 por ciento, frente al aumento del resto de sistemas.

Castilla y León es una Comunidad predominantemente cerealista y el cultivo mayoritario en regadío es el maíz donde casi la totalidad de su superficie (98,8 por ciento) se encuentra en regadío. Le siguen el trigo blando (8,2 por ciento) y la cebada de dos carreras (7,54 por ciento) de superficie regada frente a la superficie total del cultivo. En la alfalfa se riega un tercio de la superficie, en girasol tan solo se riega el ocho por ciento de su superficie de cultivo, sin embargo es el quinto en importancia en cuanto a superficie regada. La remolacha azucarera y la patata, al ser cultivos predominantemente de regadío, se riega en ambos casos más del 95 por ciento de su superficie.

Las organizaciones agrarias se muestran en desacuerdo con estos datos y reconocieron que “una cosa es la estadística y otra cosa es la realidad”. Así lo declara el presidente de Asaja en Castilla y León, Donaciano Dujo, quien insiste en que las hectáreas de riego “no se hacen de hoy para mañana” aunque apostilla que es posible que, dado que en 2017 no se pudo regar por la falta de agua ante la intensa sequía, los números “afloran en 2018 y 2019”, si bien “no se conceden hectáreas en pozos y en los pantanos para regar, desgraciadamente”. “De un año para otro no hay a mayores de regadío en Castilla y León”, sentencia.

Para Dujo, la mejor forma de combatir el cambio climático en Castilla y León y en el conjunto de España es “cambiar secanos por regadíos”, y estima que en la Comunidad, si se hubiera seguido una política inversora en balsas, pantanos y regulaciones, habría “más capacidad de embalse y más hectáreas de regadío”. “En Castilla y León tenemos el 14 por ciento de superficie de riego respecto a secano, cuando la media nacional está en el 20 por ciento”, por lo que tilda de “lamentable” que se haya dejado “en el olvido” a una Comunidad como Castilla y León en esta materia, donde se podría “regar mucho más y depender mucho menos del tiempo”.

En la misma línea se expresa el coordinador regional de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Jesús Manuel González Palacín, quien apostilla que “una cosa es la superficie de regadío y otra la que se riega”, algo que considera que es difícil de determinar porque quien realmente tiene los datos de lo que se riega por hectárea es la propia comunidad de regantes.

Pacto de Estado

La modernización de los regadíos que se sigue acometiendo en el campo en Castilla y León es una de las prioridades para el sector, consciente del ahorro de agua que pueden suponer estas infraestructuras. Según Palacín, la modernización es “probablemente una forma de ahorrar agua de forma significativa” porque “con la misma agua, se riega mayor superficie”, algo en lo que se está avanzando con “bastantes” proyectos en marcha y otros pendientes de dar comienzo, aunque en materia de nuevos regadíos el panorama es diferente y lamentó el “retraso” que existe en lo que califica como “asignatura pendiente”.

Por ello, desde UCCL se pide un Pacto de Estado con el tema del agua y de los regadíos, de forma que no haya dependencia “del color político” que gobierne en cada momento. “Hay infraestructuras más que imprescindibles y tiene que haber un compromiso esté quien esté para que se acometan a la mayor brevedad posible”, reclama.

Dujo considera “lamentable” la burocracia necesaria para, por ejemplo, la constitución de las comunidades de regantes de aguas superficiales, ya que cifra en más de 40 las que han solicitado permiso a la CHD pero que aún no tienen el visto bueno. “Se pide esfuerzo por parte de los regantes, pero cuando lo hacen, es vergonzosa la paralización de los trámites, por sencillos que sean” que en ocasiones tienen que superar “un auténtico viacrucis”.

De la misma manera, Dujo lamenta las escasas posibilidades de ampliar los nuevos regadíos con más capacidad de embalses, bien sea con los pantanos proyectados, balsas o el recrecimiento de las presas de los actuales pantanos. Y mientras tanto, sigue bajando el nivel de los acuíferos a pesar de que desde Asaja han reiterado la necesidad de su recarga. “Hace unos meses hubo riadas, perjudicó a nuestros campos, pero el agua se va al mar, cuando se tendría que haber aprovechado para recargar los acuíferos y no tener restricciones en los sondeos de agua”, sentencia.