Las tres retiradas de Bale

Diego Izco (SPC)
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Champions 2010:Bale se destapa con un ‘hat-trick’ al Inter. - Foto: Max Rossi (Reuters)

El pasado lunes se retiraron tres futbolistas a los 33 años. Por un lado, Gareth, jugador apabullante, un portento físico capaz de ser determinante como lateral y letal como atacante, destinado a la gloria porque sabía aparecer en los grandes momentos. Por otro, Frank, atleta de músculo quebradizo, tipo tímido y solitario, incapaz de encontrar explicación al porqué de tantas lesiones, deprimido incluso cuando recibía el alta por el miedo a la recaída, como el niño torpe al que le daba igual el sabor del helado que acababa de pedir: «Total, se me va a caer». Y, finalmente, se retiró Bale, un exjugador en activo, pasota y en apariencia indisciplinado, una mezcla del exuberante Gareth y del timorato Frank, cuya pasión estaba lejos del equipo que le pagaba el salario (el Real Madrid): en los verdes campos de Gales -para el fútbol- o de cualquier otro lugar del mundo en el que hubiese al menos nueve hoyos.  

Gareth fue la bestia de 21 años que se destapó al mundo en 2010: ¿quién era ese lateral del Tottenham capaz de romper pares del Inter de Milán como si no fuesen zagueros italianos, sino figuritas de manteca… y meterles tres goles? El muchacho de Cardiff dejó en Londres más de 100 jugadas para el festejo (72 goles y 35 asistencias) en menos de 250 partidos, lo que elevó su cotización hasta los 100 millones de euros sobrados que pagó el Madrid por hacerse con el primer galés de su historia. 

De blanco, encorsetado ya como atacante y poniéndole una sigla a la lustrosa 'BBC' junto a Benzema y Cristiano, Gareth fue leyenda desde la carrera de 80 metros contra el destino y el Barça en la Copa del Rey y creció días después haciendo el 2-1 en la final de Champions ante el Atlético… hasta ser inmensa el 26 de mayo de 2018 en Kiev, cuando el Madrid peleaba por la Copa de Europa ante el Liverpool y él entró en el minuto 61 por Isco con 1-1 en el marcador: una chilena de póster y un disparo lejano (la coautoría del gol llevó la firma del arquero Karius) sellaron el doblete de su vida. Nada es explicable en la gloriosa historia moderna del cuadro merengue sin Gareth. 

El reverso 

Frank, sin embargo, fue el tipo sobre la camilla. Aterrizó en el Real Madrid sin mácula, apenas unas molestias lumbares en la época de plenitud en el Tottenham… pero su nombre apareció 32 veces en los partes médicos blancos durante nueve temporadas. Todo empezó a torcerse en la 15/16, cuando comprobó que la calidad de sus fibras no era tan exquisita como sospechaba: dos lesiones musculares y una rotura en el gemelo para 15 partidos de baja y 73 días en el dique seco. 

Luego fue la cadera, el tobillo, más roturas fibrilares, el otro tobillo, la pantorrilla… Hasta su salida del Bernabéu, en junio del pasado año (con el paréntesis 'terapéutico' de su regreso a Londres en la 20/21) fueron 615 días de ausencia y 130 duelos perdidos, teniendo en cuenta que disputó un total de 258: Frank se perdió uno de cada tres encuentros con el Madrid. 

Finalmente, Bale fue el impertinente que, sonriente, sostuvo aquella pancarta ('Gales. Golf. Madrid. En ese orden') con la que reveló sus prioridades en noviembre de 2019, cuando ya era considerado un 'exjugador' amortizado que, sin embargo, daba la sensación de agarrarse a un contrato suculento como un dirigente corrupto a su sillón. 

Mientras el equipo jugaba y el club le pagaba, sus molestias no le impedían jugar a golf o viajar con su selección (e incluso lesionarse con ella). Ni se presentó el día en que al Real Madrid le daban el trofeo de LaLiga 21/22. «Molestias en la espalda», rezaba su último parte médico. Un triste final.