Vía Crucis procesional con sello catedralicio

J. Benito Iglesias
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El desfile en movimiento por la plaza de la Inmaculada fue intercalando estaciones recitadas e interpretadas musicalmente con un apoteósico final del Camino del Calvario

Vía Crucis procesional con sello catedralicio - Foto: Sara Muniosguren

El Vía Crucis del Miércoles Santo, acto que la hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia organiza con el desfile procesional, quiso ayer sumarse al  VII Centenario de la catedral y se celebró en el amplio recinto de la plaza de la Inmaculada, confiriendo a la seo una gran vistosidad aderezada por la presencia de mucho público, parte de él sitiuado en una pequeña grada. La imagen titular y la de la Virgen de la Soledad fueron paseadas en andas por sus cofrades, acompañadas ambas por la talla de Nuestra Señora del Perdón, esta situada en una carroza.

En los dos últimos años no se procesionó por la pandemia y la hermandad quiso que los palentinos fueran testigos de la recuperación algunas tradiciones perdidas. Así, se rescató el aspecto penitencial y se sacó a su paso titular, el Cristo de la Misercordia, a hombros, algo que no ocurría desde hace 58 años al construirse la carroza con la que desfilaba de forma habitual. El Cristo de la Misericordia, obra de Juan de Valmaseda (del siglo XVI), con un baile acompasado de los cofrades, fue al encuentro de la Virgen de la Soledad, del XVII -que salió en andas tras 62 años- y de Nuestra Señora del Perdón, de Oscar Salmerón (2018), en un paseo con catorce cruces que representan las estaciones que marcan el camino de Jesús al monte Gólgota. 

En esta ocasión, los hermanos de todas las cofradías estuvieron repartidos por la plaza en torno a la seo y guiaron el desfile por el camino de la cruz, mientras los asistentes escucharon las plegarias de cada uno de los momentos clave que vivió Jesucristo hasta su crucifixión. En suma, un vistoso desfile en movimiento que intercaló estaciones recitadas e interpretadas musicalmente con un apoteósico final del Camino del Calvario. El crucificado realizó en recorrido completo del Vía Crucis en andas al encuentro de las dos imágenes marianas. En cada estación se tenía previsto encender unas velas, pero el viento reinante lo desaconsejó y se quedó sin iluminar la Vía de la Cruz con la Luz de Cristo en su paso por la agonía previa a la muerte y la Victoria de la Luz sobre el pecado humano, anunciando la Resurrección.

Vía Crucis procesional con sello catedralicioVía Crucis procesional con sello catedralicio - Foto: Sara MuniosgurenIntervino en este acto procesional la soprano zamorana Soraya Pérez, que cantó con el sonido grabado de piezas musicales adaptadas por el pianista palentino Mariano Miguel Sánchez. Así, en la primera estación, Jesús en el Huerto de Getsemaní, se pudo escuchar When I am laid in erath, de Purcell; en la cuarta, Jesús es negado por Pedro. Pieza, Erbarme dich, de Bach; en la séptima, Jesús carga con la cruz, Pie Jesu (réquiem), de Webber; en la décima, La crucifixión del Señor, Stabat Mater Dolorosa, de Kodaly; en la duodécima, Jesús en la cruz con su madre y el discípulo, Ave María, de Caccini -durante el encuentro del Cristo de la Misericordia en andas ante Nuestra Señora del Perdón en carroza-; y en la decimocuarta, Jesús es colocado en el sepulcro, Nessun Dorma, de Puccini -durante el encuentro del Cristo de la Misericordia en nadasante Nuestra Señora de la Soledad en andas-. Dieron lectura a las 14 estaciones los cofrades Rosario Diez, Miguel Ángel Bercianos y Mercedes Zamorano.

El Vía Crucis es la Vía Dolorosa traspasada a las calles y plazas recorridas para despedir a la Madre al Hijo en la plaza de Isabel la Católica. Allí hubo un pasillo custodiado por los hermanos que portan las estaciones. Una procesión final precedió a la interpretación de Stabat Mater Dolorosa de Pergolesi, por Soraya Pérez, con arreglos del músico y compositor zamorano David Rivas, interpretada al piano por M. Miguel Sánchez.