Emisora no disponible, no vídeo, no imagen. Ese es el mensaje que se encuentran algunos vecinos de Támara de Campos al encender sus televisores entre las ocho de la tarde y las diez de la mañana del día siguiente, según denuncian en una campaña de recogida de firmas a la que se han sumado ya 21 hijos del pueblo. Catorce horas que se les hacen interminables en estos meses de otoño, con tardes cada vez más frías y sin demasiadas alternativas.
«Estamos censados 64 vecinos, de los cuales tan solo 36 residimos todo el año en el pueblo. Por no tener, no tenemos ni bar para reunirnos en nuestro tiempo de ocio», lamenta su portavoz, Florencio Serena, quien añade que «tenemos una media de 80 años y el entretenimiento es nulo».
Estos vecinos demandan al Estado que instale un repetidor que dé cobertura al pueblo. Para ello proponen tres posibles ubicaciones: en el páramo existente a cuatro kilómetros del casco urbano (en la carrera a Valdespina), en la zona en la que se ubica el depósito de agua o en el entono del cementerio. «Sitios tenemos a montones», insiste.
Y es que la solución que se adoptó en 2015, que no es otra que la instalación de un aparato en la torre de la iglesia parroquial de San Hipólito el Real, no les convence en absoluto. «Es un artilugio inservible. Es como una parrilla de hacer una barbacoa, una tiras de aluminio superpuestas en la parte delantera de la torre y una antena normal como las que se colocan en los tejados de las casas por la trasera», explica Serena.
Fue en aquel año cuando el portavoz de esta nueva campaña de recogida de firmas elevó el problema a la Casa Real, quien lo puso en conocimiento del entonces Ministerio de Industria, Energía y Turismo.
La alcaldesa, Concepción Gallardo, asegura que el repetidor «está bien» y afirma que lo que hay es un «problema de cobertura». A pesar de no ser competencia municipal, la regidora recalca que «el Ayuntamiento ha puesto todos los medios y está haciendo lo imposible para solucionar el problema».
En cuanto a la antena en la torre, reconoce que a ella tampoco le hubiera gustado instalar este aparato en un Bien de Interés Cultural (BIC), «pero era eso o no tener televisión en las casas».