Froilán de Lózar

La madeja

Froilán de Lózar


Un paseo por Segovia

09/12/2022

En el camino de Santiago de Madrid se encuentra Coca, la segunda parada de un viaje que iniciamos en Bilbao el segundo fin de semana de noviembre. A pocos kilómetros de Valladolid y no lejos de Madrid, entre los profundos tajos de los ríos Eresma y Voltoya se advierten los restos de su muralla y sorprende tanto su imponente iglesia gótica levantada sobre una iglesia románica, como su castillo, construido en el siglo XVI, uno de los mejor conservados de España.
El día era más fresco de lo esperado y nos salvó el mercadillo de Turégano, donde adquirimos algo de ropa que nos ayudaría a llevar con buen temple todo el recorrido programado. No dejé de dar gracias por lo bajo al gitano que me lo vendió, mientras mis compañeras de camino se partían de risa.
Por Turégano transcurre el Camino de San Frutos, una ruta de peregrinación y senderismo que va desde Segovia a la ermita de San Frutos, en las Hoces del Duratón, y que vimos cuando visitamos Sepúlveda antes de la pandemia.
En el libro Judíos, moros y cristianos, un viaje por Segovia y Ávila entre 1946 y 1952, asegura Cela que, «el vagabundo caminando por Turégano se siente soldado en el Altozano y menestral en La Bobadilla».Desgraciadamente, unos años más tarde, el 24 de septiembre de 1965, un incendio, originado accidentalmente en una fragua y avivado por el viento, destruyó un centenar de viviendas. Recorremos el pueblo y nos asomamos a su castillo donde estuvo preso el secretario de Felipe II. Después de pasear por la Granja de San Ildefonso, donde parece que el tiempo se ha detenido en sus jardines, idea del francés René Carlier, y después de hacer una pequeña parada en El Espinar, llegamos a Segovia, cuya visión borra cualquier mal paso que hayas dado antes. Segovia es una ciudad encantadora, con un impresionante legado arquitectónico, donde abunda el románico, donde asombra el acueducto en la plaza del Azoguejo; donde deslumbra el Alcázar, y donde todo te impresiona. Como esta es una ocasión única, tal parece deducir nuestro guía, amerita comer en el José María un excelente cochinillo acompañado por una copa del Pago de Carraovejas. Vengan ustedes cuando puedan a Segovia. No se arrepentirán.