Empatizar para que convivan hostelería y vecinos

J. Benito Iglesias
-

El propietario del bar R.Q.R. de la capital lucha por reabrir su terraza cerrada por problemas vecinales que causó hace años un inquilino del local

Empatizar para que convivan hostelería y vecinos - Foto: Juan Mellado

Carlos Rodríguez Sancho, veterano hostelero de la capital, lleva  desde agosto de 2016, cuando se decidió a retomar la actividad, peleando para que una comisión vecinal de la plaza de Inés de Osorio ceda y le permita abrir la terraza del bar R.Q.R. de su propiedad. Los problemas causados por el anterior gestor -al que alquiló el establecimiento de 2007 a 2010- derivaron en la retirada de la licencia a instancias de los vecinos y, de momento, pese al interés del Ayuntamiento para que pueda volver a servir a sus clientes en el exterior, no ha sido posible.

«El inquilino no cumplió las normas que le habían puesto, pero yo hasta 2007 no tuve ningún problema  con los residentes de la plaza por el uso de la terraza. Cada uno en la época en la que regentó el establecimiento es responsable de sus actos», sostiene.

En ese sentido, explica que ha ofrecido a los vecinos, que le conocen desde hace 20 años, condiciones para poder reabrir la terraza sin causar molestias, «comenzando a las 11 de la mañana y terminando el servicio a las 10 de la noche».

Empatizar para que convivan hostelería y vecinosEmpatizar para que convivan hostelería y vecinos - Foto: Juan Mellado«Quiero empatizar con ellos y saben que nunca me salté ninguna norma en muchos años de actividad en el  local y bajo mi gestión no molesté a nadie», arguye para mostrar su deseo de mantener una actitud de concordia y poder ejercer así su labor hostelera sin colisionar con los derechos vecinales.

daño familiar. Al respecto, se lamenta de que en los últimos 15 días no pudo facturar nada en su negocio hasta que llegó la fase 2 el pasado lunes y pudo abrir el interior, con la limitación que supone el poder atender solo en las mesas en un 40% del aforo.

«Mi deseo es poder trabajar y la comisión vecinal debe de ser consciente, ya que es la que tiene la última palabra, del daño que están haciendo a una familia y más ahora en tiempos de pandemia y con casi tres meses parados. Saben que el problema con ellos no lo causé yo y estoy pagando los platos rotos», expone. 

Finalmente, se dirige a los vecinos para que tengan en cuenta que los clientes son ahora más reticentes a acceder al interior del local al sentirse más seguros en la terraza. «Pido comprensión y flexibilidad porque no estamos molestando absolutamente a nadie», concluye.