Urko Otegui vistió la camiseta del Chocolates Trapa Palencia por última vez el pasado 22 de mayo en el Bilbao Arena, en el quinto encuentro de los cuartos de final del play-off de ascenso a la ACB, donde su equipo caía derrotado (79-61) y él, a sus 37 años, seguía siendo el mejor de los palentinos por enésima (o centésima) ocasión.

Apenas unos días antes, el domingo 19, también se había erigido en el mejor de los de Carles Marco en la que fue su despedida como jugador local del pabellón municipal y de sus aficionados (que, sin duda, llevarán al 10 del equipo morado en su corazón para siempre). En sus dos últimos partidos firmó 14 puntos, por encima de la media de una brillante carrera en la que, en todo caso, siempre ha estado por encima de la decena.

Pero, aunque las cifras, los números, no sean el mejor reflejo de lo que ha supuesto el pívot donostiarra (nació en San Sebastián el 11-08-1981) para el club palentino, sí conviene recordar unas pocas cifras para resaltar su legado. Por un lado, sus 309 encuentros (251 en LEBOro y 59 en su inicial etapa en Palencia, en la ya lejana Liga EBA), entre aquellas dos primeras campañas en el denominado Ciudad de Palencia y las siete últimas, consecutivas, dentro de la cada vez más exigente segunda categoría del baloncesto nacional.