Jose Luis Ibarlucea

Jose Luis Ibarlucea


Estafa

15/04/2022

Con la llegada de la democracia se planteó la cuestión de qué hacer con la educación en España. Parece que hubo un consenso general, a nuevo sistema político, nuevo sistema educativo. Aquellos incautos decidieron prescindir de la educación que les permitía entenderse a sí mismos y que les había hecho posibles, y sustituirla por otra muy ideologizada sin mejorarla. A esto ayudó, como dice A. Muñoz Molina la «secta pedagógica» que ha despojado a varias generaciones de los útiles intelectuales que nos permitían comprender el mundo. Muchos humanistas e intelectuales definieron aquello como una gran estafa.
Uno de los profesores que más ha luchado contra esta estafa ha sido Ricardo Moreno Castillo, sus libros Panfleto antipedagógico y La conjura de los ignorantes, actualmente agotados, son la resistencia más lúcida que se ha hecho en este país a la jerga pedagógica disfrazada de ciencia. Nos dice cosas como que el éxito de un alumno depende en más de un 50% de su esfuerzo personal, y en cambio, se opta por el juego y el trabajo colectivo. Frente a la adquisición de conocimientos se opta por la adquisición de destrezas (aprender a aprender). Frente al poder del profesor se otorga el poder al grupo de alumnos, y al eliminar la autoridad del adulto, se introduce una tiranía mucho mayor, la del grupo de alumnos dominados por aquellos que se ceban con el débil. 
Educar, siguiendo a Polibio, es «hacerte ver que eras completamente digno de tus antepasados» y de aquí extraían su autoridad los padres y profesores, abandonando esta orientación estamos zombis. Un Estado serio velará siempre para que un buen alumno no se quede sin estudiar, pero un Estado decente no puede proponer que sin estudiar se pasen las asignaturas y todos terminen en la universidad, sin más caudal de conocimientos que la ideología.
Esta última reforma es el punto y final de un proceso de adoctrinamiento sectario que comenzó con la transición. Los colegios de los jesuitas y la Institución Libre de Enseñanza eran un buen espejo en el que mirar, nunca en sus innovaciones pusieron en tela de juicio el esfuerzo, la disciplina y el respeto en el aula; pero   miramos   fuera para dar forma a la revolución cultural que estaba pendiente. Así se consumó la estafa; esto no es educación, es adoctrinamiento.