Guardo puso fin ayer a la Semana Santa con una de las pocas tradiciones con las que no pudo la pandemia de la covid-19: las Merendillas, con las que los vecinos de la localidad minera dicen adiós cada año a la Pasión desde los Campos de la Peña, un extenso paraje natural a unos cuatro kilómetros del casco urbano.

Hasta allí se acercaron desde primera hora de la tarde decenas de vecinos dispuestos a disfrutar de una agradable jornada al aire libre en compañía de la familia y los amigos más cercanos. Llegaron los guardenses hasta los Campos de la Peña con un pequeño manjar que no puede faltar los Lunes de Pascua: un bocadillo de tortilla de patatas. 

Así, huevos, patatas y pan volaron de los lineales de los supermercados, aunque algunos fueron más prácticos y apostaron por las tortillas ya cocinadas en bares y restaurantes, donde las raciones se contaban ayer también por decenas.

con buen tiempo. Allí, además de espectaculares paisajes salpicados de árboles centenarios tuvieron como aliado el sol que reinó durante toda la jornada en la vertiente más occidental de la Montaña Palentina y unas agradables temperaturas que invitaron a disfrutar de la naturaleza.

Entre los asistentes había también muchos niños en edad escolar que, aunque ayer volvieron a las aulas después de sus vacaciones de Semana Santa, pudieron disfrutar por la tarde de un rato de asueto con sus compañeros  de pupitre jugando al balón o haciendo rutas con la bici por el entorno.