Los vecinos del pequeño pueblo perniano de Los Llazos (tres empadronados) reclaman al Obispado que se les devuelva el retablo mayor de la iglesia de San Martín de Tours, que de allí se llevaron hace un año para su restauración, pues presentaba un estado de conservación muy deplorable.

«Cuando los restauradores vinieron al pueblo se dieron cuenta de que aquí teníamos una joya y decidieron llevárselo entero, desmontándolo por completo, relata Marina Chacón, una de las tres vecinas del pueblo que ayer se reunió con el vicario general de la Diócesis, Anastasio González, y el párroco de la localidad, Álvaro Pinto.

Tablas en bajorrelieve y tallas que actualmente se encuentran expuestas en el Museo Diocesano junto a otras dos tallas del templo a la espera de regresar a su lugar de origen una vez se complete el proceso de restauración, pues la parte restante del retablo aún no ha pasado por el taller. 

«Queremos el retablo, que probablemente sea de época renacentista, en su iglesia, no en la capital. Es un punto de interés cultural que puede atraer turismo», subrayó Chacón, quien señaló que el templo es una edificación de piedra «de muy buena calidad» que necesita una pequeña intervención para eliminar humedades y volver las paredes a su estado original.

Durante la reunión, de la que salieron muy satisfechos, el vicario general explicó a los vecinos de Los Llazos que no hay una decisión en firme tomada sobre el destino de su retablo y que este volverá a ocupar su lugar en el templo cuando la restauración haya tocado a su fin.

El retorno del retablo no es el único proyecto en el que está embarcado el alcalde pedáneo, David Sordo, quien ha conseguido una subvención dentro del programa AHuebra de la Diputación para la restauración del cerramiento del cementerio de la localidad.

Por otro lado, la administración que preside Ángeles Armisén les ha concedido, dentro de la convocatoria de Planes Provinciales, el arreglo de las antiguas escuelas del pueblo, que se vinieron abajo y la Junta Vecinal quiere recuperar.