Red Íncola duplica las personas atendidas por primera vez

SPC
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En 2021, la Fundación atendió a 4.330 personas en total y facilitó 383 inserciones laborales en la Comunidad, además de orientar a 561 menores y formar a cerca de un millar de adultos

El presidente y el coordinador de la Fundación Red Íncola, Chus Landáburu y Eduardo Menchaca, presentan la memoria de la ONG en 2021. - Foto: Miriam Chacón (Ical)

El coordinador de la Fundación Red Íncola, Eduardo Menchaca, anunció hoy que, en lo que va de año, se ha duplicado el número de personas atendidas por primera vez en la Fundación, ya que actualmente (antes de que concluya el primer semestre) se ha prestado ayuda a 841 personas que nunca se había acercado a la Red, cerca ya de las cifras de todo el acumulado de 2021, cuando se brindó asistencia a 913 personas por primera vez.

Así lo apuntó en la presentación de la memoria de 2021 de la institución, que presentó acompañado por el presidente de Red Íncola, Chus Landáburu, que agradeció el trabajo "generoso" de los 464 voluntarios que han regalado su "tiempo y conocimientos" para atender, a lo largo del pasado año, a 4.330 personas en Castilla y León, entre las cuales facilitaron 383 inserciones laborales, orientaron a 561 menores, prestaron 1.116 servicios básicos y formaron a 936 adultos.

"Hay que tener en cuenta que en 2021 aún estábamos en plena pandemia y se mantuvo el estancamiento de personas atendidas que ya se produjo en 2020. El repunte se empezó a notar el pasado mes de septiembre, y se ha agudizado más desde enero de este año, con un cambio del perfil del migrante tanto en cantidad como en perfil de las personas, que cada vez son más jóvenes (tienen entre 20 y 30 años la mayoría) proceden sobre todo de países latinoamericanos, principalmente Colombia, Venezuela, Perú, Brasil y Argentina. Son personas que llegan a España con muchas ganas de aportar y de integrarse, pero que encuentran aquí barreras legales que complican todo. Esperamos que el proceso de reforma de la Ley de Extranjería puede facilitar esta etapa desde que legan a España hasta que consiguen una residencia legal y permiso de trabajo", señaló Menchaca en declaraciones recogidas por Ical. 

Desde Íncola (que en latín significa habitante, vecino o conciudadano), trabajan con los solicitantes de ayuda a partir de cuatro claves: emocional ("para acompañarles y trabajar las expectativas con las que uno sale de su país, llega aquí y descubre que la realidad no es como se esperaba", señaló Menchaca), jurídica, social (recursos básicos a los que pueden optar) y formativa y de empleabilidad. Así, cuentan con dos programas principales, el Proyecto Reanudar y el Programa Calor y Café, que busca crear una red social para una ayuda mutua entre migrantes para que puedan integrarse y conocer la ciudad, también a través del ocio. 

"La vivienda es uno de los grandes obstáculos para la integración, porque es un bien escaso y plantea problemas desde la consecución del empadronamiento hasta los requisitos para conseguir un alquiler (te piden tres meses de salario anticipado) o por prejuicios étnicos", señaló el coordinador de la Fundación antes de recalcar que "la inclusión no es posible sin un empleo de calidad que permita la subsistencia económica". Gracias a la formación 130 personas han conseguido un contrato laboral. 

Solo en Valladolid, 1.967 personas participaron en 2021 en el área de acogida de Red Íncola, 219 mejoraron sus competencias en el idioma, 233 menores y jóvenes acompañados se sumaron a las propuestas de Infancia y Juventud, 45 beneficiarios disfrutaron de becas escolares por valor de 600 euros cada una, u se orientó a 1.090 personas, con 130 inserciones laborales. Además, 3.194 estudiantes de 22 centros participaron en programas de sensibilización y 328 personas trabajaron como voluntarios en la provincia. 

Testimonios 

Para brindar a los medios su testimonio de la ayuda recibida desde la Fundación, intervino la venezolana Fraccy López, de 44 años, que tras se vio obligada a salir de su país para poder garantizarla salud y la vida de su madre de 72 años y la educación de su hija de 6, ante la falta de recursos. Ellas llegaron en noviembre a España desde su país natal, y han formado parte desde enero de este año del programa de Acogida de Red Íncola. "Todo cambio es difícil, pero cuando te apoyan y orientan es un poco más llevadero. Las primeras sesiones dentro del Proyecto Reanudar, que abordan aspectos emocionales y sociales, fueron impactantes para nuestras vidas. Nos centramos mucho, nos sentimos apoyadas y ahí empezó nuestro camino en Red Íncola", señaló.

"Mi madre se integró en Calor y Café con los talleres de manualidades y hace cosas que la mantienen activa. Para alguien de 72 años no es fácil empezar desde cero en un país tan lejano. Mi niña estuvo en el campamento de Semana Santa, y viene a por cuentos o libros que la ayudan a integrarse. Yo he formado parte del proceso de formación, también en Calor y Café, y he hehco cursos de informática, habilidades de empleo o un curso de manipulación de alimentos. Nos brindan un apoyo integral, en lo social y en lo económico, admeás de ayudarnos con la ropa, porque el invierno fue muy impactante para nosotras con el frío", explicó.

"Este tipo de ongs necesita mucho la reciprocidad, que no solo estemos prestos a recibir sino también a ayudar. Sería importante involucrar a la comunidad y a la sociedad, que se sumen al voluntariado, porque podemos ayudar de muchas maneras y podemos aportar un granito de arena y ser de utilidad", explicó. 

También desgranó su experiencia la peruana Juana Meza, que llegó hace doce años a España "con unas maletas grandísimas llenas de ilusiones y sueños, porque venía a trabajar", y que repasó su itinerario profesional y vital que incluye seis años cuidando a mayores con Alzheimer y demencia senil en Madrid, antes de desplazarse hasta Valladolid. Su encuentro con Red Íncola se produjo en 2018, y su participación en el progrmaa de Formación y Empleo le ha permitido obetner el certificado sociosnitario que le requerían en Clece.

"Tenía muchos miedos y en Red Íncola me han ayudado a crecer como persona, poner nombre a mis problemas y sacarlos de mí. Esta institución me ha dado tanto apoyo que he conseguido ser otra persona. Aquí te atienden con cariño, de forma personalizada, es una institución con vida que a mí me dio vida. Estoy sola en este país, y sentirte querida y valorada te hace sentirte bien. Cuando vengo a sus instalaciones es como si llegara a ver a mi familia; aquí no soy un número, una persona más; soy yo, Juana. Estoy muy agradecida", condensó.