Con motivo del Día Internacional de los Museos,  instaurado desde el año 1977 para concienciar a  los ciudadanos de su importancia como referente cultural, el Arqueológico ha organizado una serie de actividades que se llevan celebrando desde el pasado sábado y se prologarán hasta este domingo, entre ellas  visitas gratuitas.

Ayer tuvo lugar la  presentación de la vitrina del donante en el Museo de Palencia. El director, Francisco Javier Pérez, explicó que querían  hacer un reconocimiento a la ciudadanía que dona piezas y objetos de su patrimonio personal y a todos los castellano leoneses que localizan hallazgos aislados en el campo y cumplen con su función de entregarlos al museo.

En la vitrina se encuentran un conjunto de fósiles de Vado, al lado de Cervera de Pisuerga, caracoles fosilizados del Cretácico de entre 75 y 125 millones de años; también hay una cazuela de cerámica del bronce final en torno al 1000 aC, un broche de bronce de principios de la Edad de Hierro en torno al 6 o 7 aC, un modelo ibérico ajeno a esta tierras,  frecuente en toda la orla mediterranea, pero muy raro en toda la meseta norte, que se encontró Aitor, un vecino de Venta de Baños paseando por una zona pesquer, y lo entregó. 

En el centro de la vitrina, hay piezas más comunes de cerámica vaccea y  prerromana que han donado varias familias de la localidad de Vertavillo. Un conjunto de cerámica romana de terra sigilata que recogieron los monjes trapenses procedentes de la villa romana que hay en el interior de su finca y lo han cedido al museo, una moneda romana del emperador Constantino y un fragmento de cerámica encontrado por David González Viñas en su casa en Piña de Campos perteneciente a una tinaja de origen islámico del siglo XIII. 

Al lado muestran una colección de monedas de Luis Quirce, vecino de Valdespina, que ha entregado parte de su colección particular de los siglo s XVII, XVIII y XIX, 8 maravedies de Felipe IV y 8 de Fernando VII y medio real y un real de plata de  Isabel II.

Y una manta de la colección de Luis Martínez que donó integramente, perteneciente a una colección de textiles etnográfica del siglo XIX y el siglo XX junto a la capa típica de principios del siglo XX de la zona del Cerrato, en perfecto estado de conservación y con un forro y un embozo de terciopelo rojo. 

La manta tiene la curiosidad de que lleva bordado el nombre del dueño, Jerónimo Martín, una cosa muy frecuente en el siglo XX y anteriores. Está fechada en 1918 y dividida en dos partes cosidas, además nos informa de la existencia de telares de anchura corta o pequeña, no industrializados y fabricada en Tórtoles de Esgueva.