Refuerzo de las raíces galleteras

J. Benito Iglesias-Agencias
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Un acto conmemorativo del 20 aniversario del conflicto laboral en Fontaneda recuerda lo vivido. La Asociación Cultural ARCO y el artista Juan Fuentes presentan el proyecto de la escultura que se dedicará a la galleta 'María' en Aguilar

Refuerzo de las raíces galleteras

Un día gélido y pleno de recuerdos presidió ayer el acto conmemorativo del 20 aniversario del anuncio un 4 de abril de 2002 del cierre de la fábrica de Fontaneda por parte de la multinacional americana United Biscuits, que finalmente se quedó con la marca y vendió las instalaciones a Siro más de siete meses después de la una intensa lucha, en Aguilar de Campoo para tratar de salvar su emblema industrial. Media España simpatizó con la buena María, como rezaba un spot publicitario de los años 70-80, y esa galleta de desayuno y merienda aún  sigue viva décadas después. 

Numerosos vecinos y extrabajadores acudieron a las inmediaciones de la antigua fábrica para escuchar a integrantes del antiguo comité de empresa de Fontaneda, junto a representantes sindicales de las actuales fábricas de Siro y Gullón en Aguilar. También hubo colaboración de la Asociación Cultural ARCO, a través de de Emilio Fombellida, y del artista Juan Fuente, encargados de presentar la maqueta del proyecto de escultura que homenajeará a la galleta María.

Hilario Álvarez, en su día cabeza visible de la lucha de todo un pueblo como presidente del comité de empresa de Fontaneda por UGT, recordó aquella situación como un momento muy duro. «Cuando nos comunicaron el cierre fue un mazazo para el pueblo. Poco después vimos que la situación se podía arreglar y, entre las posibles soluciones, se decidió que el grupo Siro adquiriera la planta productiva, ya que se garantizaba el empleo», dijo en declaraciones a La 8 Palencia.

Refuerzo de las raíces galleterasRefuerzo de las raíces galleteras«Ves que te quedabas en la calle y que el pueblo perdería varios comercios y, con ello, un empleo importante. Había personas que entraron en la fábrica con 14-15 años y acercándose a los 60. Quizás ellos podían tener una salida algo mejor próximos a la jubilación, pero los trabajadores de 30-40 se quedaban con un futuro laboral negro. Las galletas eran y son un activo importantísimo y María  era probablemente la mejor de España con una marca que garantizaba ventas y una cuota del 15% del mercado», desgranó.

Uno de los  miembros más activos del comité de empresa de Fontanera por COCO en los duros meses de conflicto laboral, Alfredo Alonso, señaló a PD que la jornadas de ayer «sirvió para revivir una etapa con momentos de muchas emociones, además de presentar un monumento que servirá de de homenaje a lo que ocurrió y recodar que la industria galletera sigue presente y es muy importante».

Alfredo Alonso -cuyo hijo  hereda nombre y apellido y preside actualmente el comité de empresa de Siro en Aguilar- recordó aquellos días con una mezcla de esperanza. «Había muchísima gente que estaba apoyando a sus compañeros, pero a la vez fue  triste porque en el anterior conflicto estábamos solos en 1996 cuando la familia Fontaneda vendió su fábrica a Nabisco. Aprendimos de que si no estábamos unidos no podíamos ganar a una multinacional que lo único que pretendía era cerrar Fontaneda», dijo.

Refuerzo de las raíces galleterasRefuerzo de las raíces galleteras - Foto: ALMUDENA ÁLVAREZempatados. Sobre lo ocurrido en 2002 Alfredo Alonso explicó que no hubo vencedores ni vencidos. «Empatamos porque fue imposible mantener la marca, la galleta María que fue el emblema de la localidad y  la lucha», enfatizó. No toda la plantilla, 212 trabajadores, siguió. Una decena fue a la fábrica de United Biscuits en Viana (Navarra) y antes se habían quedado muchos por el camino, ya que cuando empezó el conflicto con Nabisco en 1996 eran 504. También en el tintero siguen muchos acuerdos a día de hoy no cumplidos.

Hace 20 años el actual secretario provincial de UGT y presidente del comité de empresa de Gullón, Gorka López, llevaba un año y medio trabajando en esta fábrica cuando surgió el conflicto de Fontaneda. «Recuerdo cómo se movilizó todo el pueblo y la comarca, dado que el empleo era en buena parte femenino y clave en la fijación de población rural. Gracias a esa lucha se puede decir que seguimos teniendo una industria galletera que crear nuevos empleos en la zona. De hecho, desde nuestro comité en Gullón apoyamos hoy a los compañeros de Cerealto Siro que negocian mantener su actual plantilla y unas condiciones laborales dignas», aseveró.

E n el primer ERE de Fontaneda en 1996 el 92% de los despedidos   fueron mujeres como Macu Coral, que se quedó sin empleo «con una indemnización miserable», concretó, y se unió ayer a las protestas para apoyar a sus compañeros y defender a su pueblo «que se venía abajo», aseguró.

Para recordar aquella lucha y mirar al presente y al futuro, el artista Juan Fuentes dio a conocer ayer que está trabajando en la escultura de la galleta María, sufragada con la aportación popular para refrendar aquella unión.

«Es una escultura de la galleta que fue la esencia de la vida económica de esta villa y de toda una comarca», manifestó a Efe el artista que pretende dar forma de galleta al homenaje a todos los trabajadores y empresas que han sustentado la actividad. 

«Me gustaría despertar la emoción a través de un elemento simbólico que recuerde cada día que la industria galletera ha sido nuestro sustento y debemos apoyarla para seguir mirando al futuro», agregó. Y el futuro está en personas como Alberto García quien, gracias a aquella lucha, trabaja desde hace catorce años en Siro, empresa que mantuvo la actividad y construyó una nueva fábrica de pan de molde en el polígono. Hoy ya no se hace ese producto, pero  trabajan 300 personas que vuelven a ver nubarrones  ante el futuro incierto de la compañía.

La marcha amarga de la clásica María

La lucha de un pueblo y toda una comarca quedó marcada a fuego y con un sabor amargo por la marcha de un producto clásico conocido en todo el país, la galleta María de desayuno y merienda. Aguilar se quedaba huérfana y los hornos de Fontaneda empezaron a temer un apagón el 4 de abril de 2022. Una multinacional nortamericana «sin alma» como se decía entonces, United Biscuits, dejó para la historia 217 días de lucha para salvar 212 empleos y una industria agroalimentaria clave en el devenir de la provincia. Nadie entendía que de la noche a la mañana se quisiera cerrar una planta que confiaba en dar beneficios ese mismo año.

Ya en 1996 un ERE afectó a cerca de 130 trabajadores de la fábrica, cuando la familia Fontaneda decidió verder la fábrica a Nabisco. Después, con el nombre de United Biscuits, se quedó con la marca y siguió haciendo galletas en Viana (Navarra). Antes vendió la planta de Aguilar a Siro en noviembre de 2002  y se puso fin a más de siete meses de conflicto en una industria con 131 años de antigüedad.

Los trabajadores de la galletera aguilarense, al grito de «Fontaneda es de Aguilar», reaccionaron rápido y decidieron retener a cuatro directivos de la multinacional United Biscuis unas horas en los despachos de la fábrica. La trabajadora Antonia Merino visibilizó una cacerolada en una de las escenas más llamativas de la lucha. La plantilla, con mayoría femenina, miraba  por la ventana y veía a sus hijos y familiares, que se unieron en la puerta para no dejarl salir a los directivos. Entonces  llegaron los antidisturbios y se vivieron algunas escenas de tensión sin llegar a más.

El conflicto consiguió  traspasar los muros de fábrica y las televisiones, emisoras de radio y periódicos hicieron el resto. La ciudadanía se contagió del olor a vainilla que siempre desprendió a Aguilar, simpatizando y apoyando la defensa numantina y la cruzada de la galleta María. Los aguilarenses hicieron donaciones económicas para mantener vivas las reivindicaciones y que los representantes sindicales  y los trabajadores pudieran desarrollar diversas actividades. Se organizaron marchas a Palencia y Valladolid con un gran apoyo de la ciudadanía, hubo encierros y se grabó un disco de música por Fontaneda con vecinos del pueblo. 

Además, se  llevaron a cabo medio centenar de protestas y dos manifestaciones multitudinarias en Palencia y Aguilar que llegaron a reunir a más de 8.500 personas. La primera movilización y la retención de directivos cruzó el charco y saltó a las páginas de uno de los diarios más importantes del mundo, The New York Times. No se pudo salvar la marca Fontaneda, pero 20 años después se recuerda con cariño la unión de todo un pueblo para mantener sus raíces galleteras.