El 8 de abril se celebra el Día Internacional del Pueblo Gitano. Una jornada -a la que ayer se sumó Palencia- para recordar su historia y rendir homenaje a las víctimas de las distintas persecuciones a lo largo de los siglos. Así, la Fundación Secretariado Gitano junto con la asociación Gitanos de Palencia, Gipal, salió a la calle y en Puentecillas, escenario principal de la conmemoración, Diego Hernández y Thais Rabadán leyeron el manifiesto. «Este año no podemos olvidar la grave situación que están viviendo las familias gitanas en Ucrania, en especial mujeres y niños, por la devastadora guerra que están sufriendo», y es que, «según han denunciado algunas organizaciones, la solidaridad no está llegando de igual manera a los ciudadanos en situación de mayor vulnerabilidad, entre ellos muchas personas gitanas».
«Nuestra solidaridad, nuestra phenjalipén, que así es como se dice en romanó, el idioma gitano, debe hacerse notar más que nunca y debe llegar hasta las personas más necesitadas. Que nuestra solidaridad con los gitanos de Ucrania sea nuestra forma de reivindicar y conmemorar este Día Internacional del Pueblo Gitano», afirmaron.
Después de dos años sin celebrar el 8 de abril de forma presencial, «también hacía falta», señaló la coordinadora provincial de la Fundación Secretariado Gitano de Palencia, Celia Gabarri, quien detalló algunas actividades con los niños -que «son el futuro»- de protagonistas, como el víeo en el que participan menores beneficiarios del programa Promociona, montado por una exalumna del mismo que ha estudiado Imagen y Sonido y ahora es voluntaria de la Fundación Secretariado Gitano. Ayer, en Puentecillas, además de la ceremonia del río - pétalos que se lanzaron al Carrión en memoria de sus antepasados- se procedió a completar la bandera gitana Sueños de futuro, confeccionada con tubos de rollos de papel higiénico pintados de verde y azul (colores de la enseña) con papeles en su interior en los que los niños habían escrito deseos.
«Desde Fundación Secretariado Gitano y Gipal reivindicamos que la situación cambie. Palencia es una ciudad en la que, por desgracia, no hay muchas oportunidades en el ámbito laboral. Sí que hemos notado con la pandemia que la situación de vulnerabilidad que puede vivir la comunidad gitana la ha azotado mucho más y está costando volver a reincorporar al proceso de formación y de contratos. Estamos en la línea, pero cuando existe crisis el más vulnerable lo sufre en mayor medida», concluyó Celia Gabarri.