Secretismo sobre el paradero del Rey Emérito

Agencias - SPC
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Zarzuela y Moncloa guardan silencio, mientras los medios apuntan a Portugal y la República Dominicana como destinos

El país caribeño es el más citado por los periodistas especializados como nuevo hogar del padre de Felipe VI. - Foto: EFE

Dónde se ha instalado Don Juan Carlos? Esa pregunta marcó ayer la actualidad española sin que, al cierre de esta edición, hubiera una respuesta confirmada oficialmente. Ni Zarzuela, que guardó silencio durante toda la jornada ya que, como avisaron el día anterior en el que se confirmó la salida de España del Rey Emérito, se trata de la «vida personal» del anterior Jefe del Estado, ni Moncloa, a pesar de las insistentes preguntas sobre ello al presidente del Gobierno, se pronunciaron sobre el destino del padre de Felipe VI. Pese a ello, algunos medios se aventuraron con el  paradero de Don Juan Carlos, citando la República Dominicana y Portugal como las dos opciones posibles.

De hecho, el país caribeño fue el más citado en las informaciones de los medios de comunicación e, incluso, se acotó aún más el lugar de residencia del Rey Emérito tras salir de España «ante la repercusión pública de ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada». Casa de Campo, una lujosa urbanización a orillas del mar Caribe en el este de la República Dominicana, es la posible nueva residencia de Juan Carlos I, según aseguraron varios periodistas que siguen habitualmente la información de la Familia Real. Se apunta a ese lugar porque el anterior Jefe del Estado ya ha sido invitado a esa instalación en diversas ocasiones por su amigo Pepe Fanjul, un empresario azucarero cubano que es dueño de la urbanización, colindante con la ciudad de La Romana. Sin embargo, ayer a las puertas del complejo había el movimiento normal de vehículos y de agentes de seguridad, además de unos pocos periodistas, pero ningún indicio de la presencia del Emérito.

En este sentido, el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana apuntó que «carece de información» sobre el posible traslado de Don Juan Carlos a su país. Los medios locales, no obstante, señalaron que, de momento, no estaría en el territorio caribeño, pero que se espera su llegada «en breve», por lo que se estaría preparando el complejo de lujo para recibirle.

La otra posibilidad que lanzaron los periodistas españoles fue Portugal, a pesar de que las autoridades lusas descartaron su presencia en Estoril, el gran refugio de los Borbones en el pasado. Sin embargo, las informaciones publicadas no se referían a esa localidad, sino a Azeitao, una villa al sur del país integrada en el municipio o concelho de Setúbal. En este lugar, el Monarca habría sido acogido por la familia Brito e Cunha-Espirito Santo, con quien mantiene una relación fraternal desde que su familia permaneció exiliada en el país vecino.

 

Nueva grieta.

Con la incógnita del paradero de Don Juan Carlos en el aire, la salida del Rey Emérito de España abrió una nueva grieta en el Gobierno de coalición. Más allá de las durísimas críticas de Unidas Podemos a la marcha del padre de Felipe VI que fueron contestadas con tibieza por el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, los miembros morados del Gabinete mostraron su indignación porque el PSOE no les hubiera comunicado la decisión antes de hacerse pública. «Esta no ha sido una decisión del Gobierno de coalición. Nosotros no estábamos al tanto», remarcó la ministra de Igualdad y número dos de Podemos, Irene Montero.

El presidente del partido morado el Congreso, Jaume Asens, fue un paso más allá y acusó a Sánchez, y al PSOE de «deslealtad» con sus socios de Ejecutivo por no informar de sus gestiones Zarzuela: «Es una decisión solo de una parte del Gobierno, a la que no nos sentimos vinculados, porque no se nos ha informado en ningún momento».

Desde el lado contrario del arco parlamentario, el PP, principal partido de la oposición, también acusó de «deslealtad» por no informarle previamente de la determinación de Don Juan Carlos, algo que, según recordaron, sí hizo el expresidente Mariano Rajoy con el entonces dirigente socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, cuando se produjo la abdicación del Monarca.