La crudeza terrorista como arma educativa

J. Benito Iglesias
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Sebastián Nogales, policía nacional retirado y presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo de Castilla y León, narra a alumnos de La Salle el atentado que sufrió en los sanfermines de 2002

La crudeza terrorista como arma educativa

Con la voz quebrada en ocasiones, Sebastián Nogales acerca sin ahorrar detalles el atentado sufrido por parte de un grupo de activistas radicales vinculados a la banda terrorista ETA durante las fiestas de San Fermín de 2002. Pronto se cumplirán 20 años y, ayer, rememoró ante un grupo de alumnos de 4º de ESO del colegio La Salle, de 15 y 16 años, la acción violenta que le dejó serias consecuencias físicas y  psíquicas de las que aún se recupera. El policía nacional retirado es desde marzo de 2021 presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo de Castilla y León, donde trabaja por el respeto a la memoria de las víctimas y la defensa de los derechos de viudas y huérfanos.

 La charla-coloquio forma parte del currículo de la asignatura de Ciencias Sociales, a partir del material didáctico sobre el Terrorismo en España, elaborado por los Ministerios de Interior y de Educación, y el Centro para la Memoria de las Víctimas, con el objetivo de que los alumnos conozcan la realidad de la violencia terrorista en la historia reciente del país.

«Ese día estaba trabajando en la plaza del Ayuntamiento en San Fermín. Vimos a un grupo violento e intentamos pararlo, pero no pude sacar el arma para intimidar, defenderme o utilizarla llegado el caso. Formábamos parte del equipo de información y nos infiltramos entre la multitud. No nos dimos cuenta, pero los radicales, que también disponen de gente que les avisa, nos tenían marcados  en la espalda con una pintura fosforita para poder identificarnos como policías. No les vimos venir, me defendí como pude, me subieron la camiseta y taparon con ella la cabeza desorientándome. Entre siete u ocho personas me sacaron del grupo y me llevaron a un cajero automático donde recibí todo tipo de golpes en cuerpo, cabeza y costillas con barras y lo que hizo falta», relata con crudeza, consciente de que dar a conocer la violencia es la mejor arma educativa para tratar de evitarla en el día a día.

La crudeza terrorista como arma educativaLa crudeza terrorista como arma educativaJunto a otros policías infiltrados y casi inconsciente, aunque no era lo previsto, Sebastián Nogales fue sacado de entre la muchedumbre festiva en San Fermín por una unidad de antidisturbios. «Aunque ahora ETA ha frenado, cada vez que hay un atentado o acto violento tanto yo como las personas que lo hemos sufrido lo pasamos bastante mal. Ya sea con la agresión a guardias civiles en Alsasua o el atentado islamista de Las Ramblas en Barcelona donde una furgoneta arrolló a quien encontró a su paso de forma indiscriminada para hacer el mayor daño posible», explica.

Los estudiantes de La Salle, en un animado turno de preguntas, recibieron un importante consejo del policía retirado víctima de la violencia etarra. «Sois unos privilegiados y no todo el mundo puede escuchar en directo esta experiencia u otra vivida por una víctima del terrorismo. Os tiene que marcar y debéis ser la voz que haga llegar que ningún tipo de violencia se debe permitir. No sé si en el futuro entre vosotros habrá policías, jueces, abogados o periodistas, pero sed siempre consecuentes con lo hecho. No utilicéis nunca la violencia ni con vuestros compañeros, padres o la sociedad. Para eso está la palabra, el diálogo y el respeto a los derechos humanos», enfatiza.

Sebastián Nogales lamenta que no se hizo justicia en la acción  terrorista que sufrió. «Aunque teníamos imágenes de lo sucedido, se alegó falta custodia real de las pruebas o manipulación y se anularon. El testimonio de 18 agentes de la autoridad, lo que debe ser un plus de credibilidad, no contó y prevaleció la explicación del detenido o el terrorista a la hora determinar su no culpabilidad», concluyó.