La luminaria y El pipote

Fernando Pastor
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/ Cerrato insólito

La luminaria y El pipote

En Espinosa de Cerrato existía una tradición denominada La luminaria. Se celebraba la noche del 7 al 8 de diciembre y consistía en quemar pellejos viejos. La pez con la que se impermeabiliza su interior les hace ser muy inflamables, ya que se trata de una especie de brea negra resinosa y muy viscosa elaborada por los pegueros a partir del alquitrán presente en la resina de los árboles, principalmente pinos. 

Los vecinos acudían a las numerosas cantinas existentes en la localidad a pedir estos pellejos viejos utilizados para el vino. Los cantineros ya lo sabían y en vez de tirar durante el año los pellejos viejos ya inservibles los guardaban para esta ocasión.

También servían para esta celebración las botas de vino, igualmente impermeabilizadas con pez, muy habituales en la mayoría de las casas.

La luminaria y El pipoteLa luminaria y El pipoteSegún se recoge en la página web de esta localidad cerrateña, http://espinosacerrato.blogspot.com.es, los pellejos eran atravesados por un palo del que agarraban una persona por cada lado para salir corriendo con el pellejo ardiendo, que iba soltando la pez, de forma que el fuerte olor a pez quemada y una gran humareda que se extendían por todo el pueblo, mientras el resto de vecinos animaba a voz en grito. 

La pareja de personas que los llevaban a la carrera tenían una corpulencia directamente proporcional al tamaño del pellejo o la bota que portaban. Por ejemplo las botas pequeñas eran portadas por niños.

La carrera finalizaba en unas piedras existentes junto al Ayuntamiento, piedras que eran rociadas con la pez que no había caído durante la carrera y que tras enfriarse se recogía para hacer bolas y jugar con ellas como si fuesen pelotas.   

En Espinosa se recurría al fuego como festividad en otras dos ocasiones durante el año: en San Juan, como principio del verano, y al final de esta estación, a modo de despedida.

QUEMA DEL PIPOTE. En otras localidades también había tradición de quemar objetos relacionados con el vino, aunque no en estas mismas fechas. 

Así, en Valdeolmillos se realizaba La quema del pipote. Tenía lugar el día 7 de septiembre, víspera de la Virgen del Olmo. Al finalizar el rosario se colocaba una cuba de vino encima de un madero y se le prendía fuego. A veces, en vez de una cuba de vino era un barril de antaño de los que contenían chicharros en escabeche, que tras la venta de su contenido se guardaba para atarlo a un poste y que sirviera de pipote. 

En la actualidad ya no se hace, pero se rememora con la realización de una hoguera. 

El mismo nombre, pipote, recibe la hoguera que llevaban a cabo en Fuentes de Valdepero los días 8 y 14 de septiembre, a cuyo alrededor bailaban los vecinos.

EL FUEGO, PROTAGONISTA. El fuego es protagonista en forma de hogueras en otras muchas localidades. Así, en enero, en Antigüedad, en las fiestas de San Antón (día 17). En febrero, en Villarmentero. En Santa Juliana (día 16) la hacían en la plaza y era frecuente que cuando los pastores estaban mirando la hoguera, los mozos se acercaran por detrás y les mearan en la baqueta, una prenda de cuero que se ponían por encima de los pantalones para protegerse.

En junio, las celebraciones de San Juan (día 24) se llevaban a cabo en numerosas localidades, que por su importancia merece capítulo propio. 

En Alba de Cerrato, en tiempos en los que no existía iluminación eléctrica, los mozos iban al monte a por un carro de leña para encender una hoguera que permitiera celebrar la fiesta de San Pedro (día 29). Con la llegada de la electricidad ya es innecesario pero se conserva la tradición de iniciar las fiestas con una gran hoguera en la plaza a las 12 de la noche del viernes del fin de semana de celebración.

En julio, en Villajimena, en las fiestas de Santa Eulalia (día 2). En agosto, en Cubillas de Cerrato, en la plaza, a las 12 de la noche de la víspera de San Bartolomé (día 24). El Ayuntamiento invita a los presentes a limonada y da un farias a los mozos varones.

En septiembre, en Hérmedes de Cerrato la víspera de la Virgen de la Era (día 8), tras el rosario hacían una hoguera que los vecinos saltaban. Con las ascuas asaban panceta y salchichas. Desde el día anterior los chavales buscaban ramas de garbanzos (tras separar la legumbre), que son fuertes y arden bien. 

En Canillas de Esgüeva, tras la misa del día de La Virgen (día 8), hacían una hoguera para quemar objetos viejos que los chavales iban recogiendo por las casas.

Y en diciembre, en Quintana del Puente se hacía hoguera la víspera de su patrona, Santa Lucía (día 13),   y los vecinos se dedicaban a saltarla hasta la madrugada.