Carmen Casado Linarejos

Epifanías

Carmen Casado Linarejos


Cigaerbú

30/10/2022

 Este es el extraño nombre que los organizadores de la exposición que se inauguró en la Díaz Caneja el pasado viernes, 21, han dado a la muestra antológica del artista palentino Fernando Zamora (1939-2021). Su nombre viene asociado a su prestigiosa actividad profesional como médico y también a la obra de uno de los artistas más innovadores en la poesía y en la pintura en Palencia. Esta exposición ofrece al público la oportunidad de contemplar una parte importante de su obra plástica, así como alguno de sus textos literarios. En ella podemos seguir los cambios y la riqueza de estilos que el artista experimentó a lo largo de su vida: óleos, acuarelas, acrílicos, composiciones a base de variados elementos, etc. En todos ellos, brilla su extraordinaria imaginación, así como la riqueza de las innovaciones plásticas triunfantes en el último tercio del siglo XX, cuya base de inspiración parece ser el reflejo de la conciencia humana en relación con el mundo físico y mental. Zamora parece haberse apasionado por casi todos los estilos de su época, a los que imprimió su rica personalidad creadora. La contemplación de su obra más colorista produce en el espectador una agradable sensación de serenidad y armonía producto, sin duda, de la personalidad de su autor. Combina los tonos suaves y relajantes con una sucesión de líneas que se cruzan y se encuentran en una suerte de desarrollo puramente plano en el que el color alcanza todo su protagonismo. Utiliza una gran diversidad de materiales, entre ellos, cajas de madera, trozos de tela, hebras de lana e hilos, etc. consiguiendo efectos sorprendentes en los que brilla la inteligencia del artista, por encima del material o, mejor, a pesar de él. Su interesante obra literaria es poco conocida entre sus paisanos. Sin embargo el nombre de Fernando Zamora viene asociado al movimiento poético Rocamador, el grupo literario palentino más importante del siglo XX. En su obra poética muestra predilección por el poema breve, epigramático, impregnado de su peculiar sentido del humor, muy en la línea de las vanguardias del pasado siglo. Visitar Cigaerbú es un grato paseo para todos los palentinos que sepan apreciar el arte de uno de sus paisanos.