Santa Cecilia del Alcor

Juan Francisco Sanjuán Benito
-

Perteneció durante más de tres siglos y medio al obispado de Palencia, de cuya posesión pasó a ser enfeudada a diferentes señores

Santa Cecilia del Alcor

La localidad de Santa Cecilia del Alcor  se asienta en Tierra de Campos, a escasos 15 kilómetros de la capital.


El nombre de la población viene del siglo III, cuando en tiempos del emperador romano Alejandro Severo, se martirizó a la cristiana romana de ilustre familia, Cecilia, quien luego sería santificada, y ya en el siglo XV, elegida como patrona de los músicos. Su día se conmemora el 22 de noviembre. En cuanto al apellido, Alcor, simplemente describe el solar en que se asienta el pueblo, una ligera elevación del terreno.


Se especula que el antiguo asentamiento en la parte baja de la vaguada, hoy llamado Santa Cecilia de Alcor, podría deberse al agua que brota en sus manantiales y que nunca ha faltado, ni en los años de mayor sequía. La repoblación durante el Alto Medievo probablemente fue realizada por cristianos ibéricos bajo el dominio musulmán, los llamados mozárabes, quienes vivían en una comunidad separada con relativa autonomía y pagaban un impuesto especial que les exoneraba de la obligación de participar en el ejército moro contra los cristianos. Posiblemente sean anteriores a aquella época las viviendas -¿rupestres?-  excavadas en la ladera de los alcores que aún perviven y fueron habitadas hasta tiempos muy recientes.


En 1228, los abades de San Isidro de Dueñas, cluniacense de San Benito, entregaron la población de Santa Cecilia del Alcor al obispado de Palencia, a cuya diócesis perteneció hasta el tercer cuarto del siglo XVI, cuando el papa Gregorio XIII autorizó su enajenación de la diócesis, previa concesión por la corona al obispado palentino de un juro sobre las alcabalas de la ciudad de Palencia por importe de 4.302 maravedís. El día 18 de agosto de 1581, la corona vendió la población a Gonzalo de Cartagena por 1.632.109 maravedís. Santa Cecilia entonces pasó a depender eclesiásticamente del arciprestazgo de Dueñas. 


 Según el Becerro de las Behetrías de mediados del siglo XIV, Santa Cecilia del Alcor pagaba fonsadera al rey, así como 85 maravedís de martiniega y quince de yantar. También pagaba una serna de doce días y 25 de yantar al obispado palentino. 


A principios del siglo XVI, el cabildo catedralicio palentino recibía en concepto de martiniega la cantidad de 360 maravedís, a los que se añadían ocho gallinas y tres cargas de cebada. En 1528 Santa Cecilia contaba con 19 vecinos pecheros y aunque tenía asignada la cantidad de 2.200 maravedís en concepto de servicio, no los pagaba. En 1591 figuraban censados 46 vecinos pecheros.


Tras la muerte del Gonzalo de Cartagena, Santa Cecilia del Alcor pasó a su hermano, Antonio de Cartagena, quien la reintegró a la Hacienda Real como pago de una deuda. 


El siguiente propietario de la localidad sería Luis de Mercado, letrado del tribunal de la Contaduría Mayor de Hacienda, por donación realizada por el rey Felipe III el Piadoso mediante el Privilegio Real de 11 de marzo de 1607, en pago a los servicios prestados.


El Catastro de Ensenada reflejaba que en 1751 Santa Cecilia era villa de señorío del marqués de Revilla, título nobiliario creado el 11 de enero de 1693 por el rey Carlos II el Hechizado a favor de Diego Gasca de la Vega y Dávila, señor de Revilla, regidor perpetuo de la ciudad de Valladolid. Francisco de Borja Otero y Zuleta Reales es el actual marqués de Revilla.


La población contaba con veintiuna casas de mala calidad habitadas por diecisiete vecinos, una viuda y otros dos que residían fuera, y tres palomares. En el censo de 1759 para el establecimiento de la contribución única, figuraban como pecheros cinco vecinos y medio útiles, nueve jornaleros y un habitante, así como un eclesiástico secular.


Palacio de los marqueses de Revilla.

En el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar del siglo XIX coordinado por Pascual Madoz, se hacía referencia a un palacio de los marqueses de Revilla, que hoy día se encuentra muy transformado al haber sufrido varias alteraciones en su estructura y aspecto exterior por su utilización como establo. 


A finales del siglo XIX, Santa Cecilia figuraba como villa de señorío secular con alcalde mayor de señorío y alcalde ordinario nombrados por el marqués de Revilla. 
En la localidad destaca la iglesia parroquial dedicada a Santa Cecilia, del siglo XVI. Junto al borde del páramo que domina la villa se encuentran numerosas viviendas rupestres que fueron habitadas hasta hace pocas décadas.