Editorial

Del confinamiento perimetral al toque de queda

Diario Palentino
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Lo que está sucediendo es tan grave que ni siquiera debería ser necesario insistir en ello, pero tampoco está de más hacerlo. Si no acabamos con la pandemia, no habrá soluciones viables a corto y medio plazo para la crisis sanitaria y social.

Se veía venir. Desde que el Ejecutivo francés decretó el toque de queda en París y otras grandes ciudades del país vecino, se contemplaba como posibilidad para el nuestro, en un intento más por doblegar la curva de contagios y mejorar en la medida de lo posible los datos negativos de la evolución de la pandemia. La medida se ha ido extendiendo por Europa y finalmente también se instala en España. Sin embargo, existe el riesgo de que los tribunales la tiren para atrás si no se aplica bajo el paraguas general del estado de alarma. Eso ha ido demorando la decisión, eso y la falta de un consenso al cien por cien entre las diecisiete comunidades autónomas y el Gobierno central, ya que la situación no es la misma en todas ellas ni siquiera entre las provincias que las conforman.Y, además, los avisos del Ejecutivo de Sánchez de que la situación es preocupante y puede empeorar, pero su inacción, como si no quisiera pillarse los dedos con una decisión que no tendría asegurado el apoyo mayoritario del Parlamento.

Una vez más son las comunidades autónomas las que dan el paso, caso de Castilla y León que ayer aprobó un toque de queda para todo su territorio porque cree el presidente Fernández Mañueco que las cosas están lo suficientemente mal como para tratar de ponerle remedio con una medida general, que también van a aplicar otras regiones, de momento sin el amparo legal del estado de alarma, aunque sí con el apoyo a priori manifestao por el ministro Illa. 

 El toque de queda, que se pone en marcha hoy -su delimitación será de las 22 horas a las 6 de la mañana- durante catorce días naturales, conlleva el levantamiento del confinamiento o cierre perimetral de las ciudades donde estaba en vigor, como Palencia, aunque no modifica la reducción de los grupos sociales a un máximo de seis personas, las restricciones de acceso y de consumo en comercios y establecimientos de hostelería o los aforos en eventos y ceremonias. Se mantienen, pues, las restricciones aprobadas por el Ayuntamiento para las visitas al cementerio desde hoy hasta el 8 de noviembre. En cuanto al horario de los bares, que estaba establecido hasta las 22 horas para la entrada de clientes y hasta las 23 para el cierre del local, lógicamente tendrá que adelantarse puesto que los ciudadanos tendremos que estar en nuestras casas precisamente a las 22 horas, lo que supone salir con tiempo suficiente de cualquier establecimiento.

De lo que se trata ahora es de modificar y adaptar la agenda social a las restricciones del toque de queda, amén de reducirla al máximo, y sobre todo se impone un máximo de responsabilidad, ya que de bien poco valdrá extremar las medidas si la gente se las salta organizando fiestas privadas durante el toque de queda. Lo que está sucediendo es tan grave que ni siquiera debería ser necesario insistir en ello, pero tampoco está de más hacerlo. Si no acabamos con la pandemia, no habrá soluciones viables a corto y medio plazo para la crisis sanitaria y social.