Editorial

La normalidad es necesaria para afrontar los retos educativos

Diario Palentino
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Empezar viéndose las caras y jugando juntos parece la mejor manera de afrontar el curso, aunque no haya desaparecido el coronavirus

La dureza de los dos años de la pandemia que, en el ámbito educativo, tuvo especial repercusión y forzó cambios radicales obligando en primer lugar a impartir las clases online y posteriormente a recuperar la presencialidad pero con mascarillas, protocolos estrictos de higiene y aforos reducidos, ha propiciado que la mayoría de la sociedad desee volver a la normalidad prepandemia y, si esta no es posible al cien por cien, al menos a una situación muy parecida. Es lógico, por ello, que tanto el director provincial de Educación como el delegado territorial de la Junta se congratulen de iniciar un curso lectivo a cara descubierta, en el que funcione la interacción y las relaciones entre docentes, alumnos y familias sea mucho más fluida. Y es que el 2022-23 comienza con retos que afrontar, caso de la implantación de la Lomloe en los niveles impares, antes de que el próximo curso se generalice. Una novedad para la comunidad educativa que, además, obliga a utilizar libros de texto específicos, con las dificultades que ello conlleva a efectos de gastos. O, en el caso de Palencia, el estreno de tres nuevos ciclos de Formación Profesional, uno de ellos en Venta de Baños y los otros dos en la capital.

 Con todo, uno de los retos más significativos del nuevo curso es la incorporación de los niños de 2 y 3 años a las aulas escolares, lo que ha obligado a contratar a veinticinco técnicos superiores de Educación Infantil para cubrir esa etapa tan importante en el desarrollo de los más jóvenes. Estos tendrán el mismo calendario que los del segundo ciclo y los de Primaria, pero los centros están obligados a atenderlos en las vacaciones de Navidad y Semana Santa. Los de este primer ciclo, gratuito en los centros públicos, están en colegios, pero también en escuelas infantiles. Y hay que coordinar la mejor forma de cubrir esta etapa.

Es, precisamente, esa incorporación de los menores de 2 y 3 años, junto con un incremento del cinco por ciento en la matrícula de FP, lo que hace que la provincia palentina haya experimentado una subida del 1,16 por ciento en el alumnado, la mayor de Castilla y León (22.022 frente a los 21.770 del 2021-22). No se cierran aulas y todas las existentes son al menos de cinco alumnos, hay menos docentes que el curso pasado, pero más que en el último de la prepandemia y varios centros estrenan reformas y ampliaciones.

Así las cosas, podemos convgratularnos de esta nueva normalidad, pero sin olvidar que el coronavirus no ha desaparecido y que habrá que esperar a que transcurra cierto tiempo para comprobar el grado de protección de las vacunaciones y el nivel de riesgo de la desaparición de las restricciones. Por ahora es pronto para aventurar nada, pero cabe decir que empezar viéndose las caras y jugando juntos parece la mejor manera de afrontar los retos del nuevo curso. Que no son pocos.