El valle de la Ojeda es conocido en la provincia por la calidad de uno de sus principales cultivos: la patata. Un tubérculo que este año tiene más difícil su venta a consecuencia de la Covid-19. Sin embargo, los agricultores no se rinden y continúan con su labor.

Y es que, convertirse en agricultor no es una tarea fácil y mucho menos en el caso de la patata. Luis Ángel lleva tiempo dedicándose a ello y asegura que es «un cultivo de tradición familiar», una idea que comparte con Emilio, un joven agricultor que se considera parte del relevo generacional para dar continuidad a un alimento fundamental en nuestra dieta. 

Sin embargo, dedicarse a ello no es sencillo, pues «es un producto que requiere mucha atención y cuidados, por lo que también precisaque seamos un poco técnicos», explica Luis Ángel. Pero, sin duda, es un trabajo que merece la pena para poder llevar a los hogares palentinos e incluso cántabros, como hace este productor, una patata de tan alta calidad.

La principal diferencia que observamos en este tubérculo, en comparación con los restantes del mercado, está en su piel, «algo rugosa», y en su sabor único, «de comer de muy buena calidad», sentencia Luis Ángel, quien ofrece sus productos en sus naves de Moarves de Ojeda, aunque no descarta ampliar sus ámbito de venta con nuevos formatos para hacer frente a las pérdidas que pueda acarrear la pandemia. 

Por su parte, Emilio lo considera «un trabajo costoso», con mucha dedicación, por lo que actualmente no se lo recomendaría a ningún otro agricultor sin experiencia. 

No obstante, hace un llamamiento a los palentinos para que apoyen a los agricultores de la provincia, pues ahora más que nunca es fundamental adquirir productos de la zona.

Asimismo, este joven da la posibilidad de hacer encargos por teléfono, llamando al 626 73 33 96 para poder comprar sus patatas. 

Emilio, al igual que el resto de agricultores que se dedican al cultivo de la patata de la Ojeda, incluso llevará a los domicilios que así lo deseen sus sacos de tubérculos, una forma de obtener rentabilidad de la cosecha, mientras los ciudadanos evitan salir innecesariamente de sus casas.