Ilustre y aventurero

Sergio Borja
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Pintor y artista, Miguel Macho es un apasionado del arte y la cultura. El artista comparte con los lectores de Diario Palentino sus diez lugares favoritos

Ilustre y aventurero

1. Astudillo. «De esta pequeña localidad palentina, cercana a Frómista y a la villa de Santoyo, elijo la plaza Larache, por sus grandes casas de piedra y las grandiosas chimeneas circulares que allí se encuentran. También me quedo con otra plaza, la dedicada a uno de sus artistas, la de las puertas de San Pedro, como lugar de encuentro y de comienzo de esta ruta por los lugares más maravillosos que tiene nuestra provincia».


2.Valcobero. «El monte Peña Lampa, de 1.804 metros de altitud, con el bosque mediterráneo de sabinas situado más al norte de España, en el que se sitúa también el Roblón de Monasterio, un lugar perfecto para hacer un picnic con, por ejemplo, el cocinero de altura, Jonathan Fernández, es otro de mis rincones favoritos».


3.Mave.  «En esta pequeña localidad me quedo con el monasterio de Santa María, rehabilitado por el arquitecto Jesús Castillo Oli. Es un lugar al que, llegando en tren, te encuentras una estación de película, con vistas a la montaña, encalada y llena de geranios, como si fuera la antesala de un jardín japonés. Desde allí, mi necesidad de ver el mar y cruzar el charco, me hace regresar al Cerrato. Ese inmenso mar de trigo que se ve desde la Olma Vieja de Castrillo de Onielo. Desde allí se ven unos atardeceres infinitos, con un premontorio amurallado con mezcla de culturas y sorprendentemente desconocido para muchos palentinos. Recomiendo, desde el corazón, que, quien pueda, vaya a visitarlo».


4.Palencia.  «No podía dejar de lado a nuestra querida Palencia, que cuenta con lugares espectaculares, como el edificio histórico y ya ensoñado, la Bella Desconocida; el antiguo consistorio palentino, que resulta que no estaba en la plaza Mayor, sino entre la calle Barrio Nuevo y esquina con Don Sancho. Es un lugar bullicioso donde se mezcla la tradición con idas y venidas, y por el que todos hemos pasado alguna vez».


5.Monzón de Campos. «En quinto lugar no puedo dejar de lado a Monzón de Campos, los Ánsurez y su Castillo; su Dragón en la huerta, Assur y La Venta de Valdemudo, el primer puente del Canal de Castilla hecho en el año 1.700 por el ingeniero Carlos Lemaur. Un lugar de ensueño que todo el mundo  tiene que conocer algún día».


6.Iglesia de Santa Eulalia. «La iglesia de Santa Eulalia de Paredes de Nava es mi sexto lugar favorito de la provincia. Es uno de los rincones con más encanto, ya que cuenta con cuadros pintados por el mismísimo Pedro Berruguete en su majestuosa pedrela. Un lugar donde el paso del tiempo se detiene en la admiración atemporal del trazo, la línea y, sobre todo, la técnica. Fue el primer pintor Renacentista de nuestro país».


7.Santa María de Nava. «En séptimo lugar me voy a la localidad de Santa María de Nava y su espectacular caserío, que está situado en el valle de Santullán. Aquí te reencuentras con un pueblo sin asfaltar, con un conjunto íntegro y auténtico, de casas llenas, en su totalidad, de blasones y muros de piedra en seco. Se encuentran en total armonía con uno de los entornos más magníficos que conforman, desde hace tiempo, este tipo de pueblos de la provincia».


8.Tierra entre San Andrés de Arroyo y Olmos de Ojeda. «El octavo no es un lugar, sino un punto kilométrico concreto entre San Andrés de Arroyo, pedanía de Santibáñez de Ecla, y la localidad de Olmos de Ojeda, donde aparece una tierra roja en un paisaje trabajado por los arados de los agricultores. Es un sitio que te hace abrir los ojos y hace que sientas el monte, el aire puro de la carretera  comarcal, sus curvas y te hace sentir como si tú formases parte de ella».


9.Meneses de Campos. «El noveno, Meneses de Campos, en homenaje a la tortilla de patata que aparece en el escudo de la iglesia de la localidad, redonda, como el palomar de la entrada del municipio. Este sitio es otro de los muchos lugares cuya visita recomiendo por lo espectacular que es».


10.Barrio de Urbaneja. «El décimo no es otro que una noche estrellada en el barrio de Urbaneja, en la comarca de La Pernía, al lado de una secuoya y a los pies de la Montaña Palentina. Un lugar donde la magia surge a través de una buena Queimada a la luz de la luna».