«Yo compro en Palencia porque me ha dado de comer»

Carmen Centeno
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Rafaela de Alba: «Yo compro en Palencia porque me ha dado de comer»

«Yo compro en Palencia porque me ha dado de comer» - Foto: Juan Mellado

Sus primeros recuerdos de infancia en la avenida de Santander, donde nació y se crió, van unidos a los juegos en la calle. Y a alguna que otra anécdota que hoy le hace sonreír, pero que en su momento fue un susto importante. «Jugábamos a las señoritas y me puse unos tacones de mi hermana mayor, pero me caí a un colector y ahí estuve hasta que un adulto me agarró de los pelos y consiguió sacarme. No volví a ponerme tacones hasta los 18 años», rememora. 


De toda experiencia se aprende. Y Rafaela de Alba Flórez (Palencia, 1949) sabe mucho de aprendizajes. De lo que se sufre y de lo que se saca en positivo. Del llanto que provoca, a veces, y de las satisfacciones que proporciona.  


Rafa de Alba fue la pequeña de ocho hermanos y pudo haber seguido estudiando al acabar la Primaria, pero «yo veía a mi hermana coser en casa -era modista- y quería aprender eso». Y eso que le gustaba el colegio y que su madre la animaba a seguir formándose. Aquella determinación, infantil pero firme, la llevó hasta una casa del actual barrio de María Cristina, junto al Salón, a aprender con un sastre. Fue a los 12 años cuando terminó en el colegio del Ave María. «La primera semana fue tan dura que, cuando salía de allí, me sentaba en un banco a llorar, pero enseguida se me fue pasando y acabó por gustarme», reconoce.


Y es que nuestra protagonista no podía permitirse el lujo de ir a casa y decirle a su madre que no estaba a gusto, cuando se había negado en redondo a seguir estudiando. Era lo que había elegido y, pese a las dificultades y a las exigencias de aquel aprendizaje, siguió y lo consiguió. «Estuve con aquel sastre de los 12 a los 16 años y aprendí, desde luego, y empecé a sentirme segura de lo que era capaz de hacer», apostilla.

 

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