El renacer de la Isla Bonita

J.A. (Ical)
-

Casi 100 días después de que el volcán de La Palma cesara su actividad, los castellanos y leoneses residentes en la isla ven el futuro con esperanza, pero lleno de incertidumbre tras varios meses de angustia

En la imagen se observa como la lava como llega hasta el mar, desde el mirador del Time cerca de Tazacorte. - Foto: Eduardo Margareto (Ical)

Seis meses después de que despertara el volcán de Cumbre Vieja, La Palma sigue marcada por una 'herida' de lava y ceniza, aunque las labores de reconstrucción están ya en marcha. En un momento en el que toda la atención está puesta sobre la guerra de Ucrania, la esperanza y la incertidumbre reinan en la mente de varios castellanos y leoneses residentes en la isla 'bonita', como el salmantino Paco Calvo, la zamorana Raquel Alonso o la soriana Monserrat Alejandre, que aman su naturaleza salvaje. Durante 85 días y ocho horas las entrañas de La Palma expulsaron verdaderas montañas de ceniza, humo y 159 millones de metros cúbicos de magma, que una vez solidificados han dejado un mar de roca, denominado malpaís, que parte desde la ladera este de la dorsal que divide la isla hasta alcanzar en varios puntos el océano Atlántico que baña sus costas. 

Ni 100 días han pasado desde que el volcán se durmiera, pero su río de destrucción ha dibujado ya un nuevo paisaje que comienzan a transformar las máquinas excavadoras. Tras la devastación, el silencio, solo roto por el silbido de los vientos, domina en el valle de Aridane, la cara occidental de la isla, donde las tareas de reconstrucción no se detienen para abrir nuevas comunicaciones y limpiar la ceniza, cuyo negro puro compite con el verde característico de La Palma. El Cumbre Vieja es un nuevo punto de referencia, un lugar al que se dirigen las miradas de los palmeros, que vigilan de reojo el humo que todavía expulsan las que fueron sus bocas y donde el azufre precipita dejando vivos colores. 

La soriana Monserrat Alejandre es interventora en el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, pero vive junto a su marido en El Paso, dos de los municipios más castigados por el volcán. Ella, una gran embajadora de la isla, reconoce a la Agencia Ical que le preocupaba los terremotos, consciente del origen volcánico de La Palma, algo a lo que sus habitantes, según cree, no le han dado importancia, a pesar de que hubo dos erupciones recientes, el San Juan (1949) y el Teneguía (1971). Su vivienda es un auténtico mirador al volcán de Cumbre Vieja, cuya erupción comenzó el 19 de septiembre de 2021 y no se dio por finalizada hasta el 25 de diciembre de 2021 por parte del Instituto Geográfico Nacional (IGN). De aquellos días destaca el ruido del volcán, al que llama «bicho» o con un apelativo poco cariñoso, y las noches en las que el magma era visible, junto con los rayos que se formaban en el cono. Montserrat, que formalizó la compra de su casa un mes antes de la crisis volcánica, valora el esfuerzo de las instituciones por recuperar la isla, pero reconoce que existe un problema con la vivienda difícil de solucionar en un entorno en el que se han perdido barrios enteros,.

El salmantino Paco Calvo, en la Plaza de Los Llanos de Aridane, donde reside.El salmantino Paco Calvo, en la Plaza de Los Llanos de Aridane, donde reside. - Foto: Eduardo Margareto (Ical)En el mapa

El salmantino Paco Calvo, psicólogo del centro de salud de Los Llanos, nunca creyó que a sus 50 años, recién estrenados, viviría el drama de un volcán en una isla de la que destaca el matrimonio que forman el mar y la montaña. Él, que no piensa irse, explica que los palmeros tampoco sospechaban que el Cumbre Vieja les causaría tantos daños, puesto que esperaban que emergiera en una zona despoblada del sur, como el Teneguía. Calvo, que corre por las cumbres de La Palma, destaca el 'shock' que supone perder el arraigo y la vinculación con la tierra, sobre todo, para las personas mayores que se habían dedicado en su mayoría al campo y tenían animales. La tragedia le tocó de cerca, pues un amigo con el que hace sus salidas por la montaña perdió una casa nueva en El Paraíso, donde él había estado una semana antes, además, en un momento en el que esperaba un hijo.

Más fotos:

La soriana Montserrat Alejandre trabaja en el Ayuntamiento de Los Llanos.
La soriana Montserrat Alejandre trabaja en el Ayuntamiento de Los Llanos. - Foto: Eduardo Margareto (Ical)
 La zamorana Raquel Alonso (izquierda).
La zamorana Raquel Alonso (izquierda). - Foto: Eduardo Margareto (Ical)
El renacer de la Isla Bonita
El renacer de la Isla Bonita - Foto: Eduardo Margareto (Ical)

Por su parte, la zamorana Raquel Alonso, compañera de Paco del Instituto Lucía de Medrano de Salamanca, no se plantea irse de La Palma, a donde llegó hace 19 años para pasar una temporada con su hermana. Los paisajes, la tranquilidad y las amistades le hicieron quedarse a vivir en esta isla en la que las curvas de sus carreteras no le han echado para atrás, a pesar de que vive en Los Llanos y trabaja como directora de gestión en el Hospital General, en el lado este. Allí estuvo tres semanas al inicio de la erupción, hasta que decidió volver a casa, donde todavía la ceniza, en los días de viento, lo inunda todo.