Vivimos tiempos de oscuridad y penumbra histórica, tiempos de desmemoria y olvido, tiempos de pérdida de identidad nacional y carencia de afecto hacia nuestro excelso y rico pasado. Por el contrario, se prodiga en el solar hispano, en nuestra maltrecha Patria –con mayúscula-, los furibundos y desmelenados ataques contra los símbolos y referentes de nuestra identidad como pueblo y como nación. Triunfa la posverdad y, de manera impositiva, intolerante y totalitaria, se escribe un nuevo y tergiversado relato histórico, a todas luces adúltero, menguado y radical desde postulados filo marxistas. Es una desgracia, una condena y una blasfemia que atenta contra la auténtica verdad.
El 30 de mayo de 1252, moría en Sevilla Fernando III, el Santo, único rey español elevado a los altares. Nacido en Peleas de Arriba (Zamora), en 1201, fallecía tempranamente a la edad de cincuenta y un años. Su figura es central en la Historia de España, por eso no podemos olvidarnos de tal efeméride. Hijo de Alfonso IX de León y de Berenguela I de Castilla, llevaría a cabo la reunificación de Castilla y de León, por el Tratado de Tercerías (Concordia de Benavente), siendo canonizado el 7 de febrero de 1671 por el papa Clemente X.
 Tuvo quince hijos, de su primer matrimonio, con Beatriz de Suabia, nacieron diez vástagos, entre ellos su sucesor, Alfonso X, el Sabio. Viudo, casó con Juana de Pothieu, con la que tendría otros cinco. Pero, sin lugar a dudas, fue el impulsor de la reconquista de Andalucía. Cazorla, Úbeda, Albacete, Chillón, Lucena, Baena. Écija, Marchena, Morón, Osuna, Estepa, Lebrija, Bornos, Jerez de la Frontera, Puerto de Santa María, Cádiz, Rota, Trebujena y, sobre todo, Córdoba, Jaén y Sevilla, entre otras plazas, fueron recuperadas para la cristiandad.
Enterrado en la catedral de Sevilla, no merece nuestro olvido y sí nuestro homenaje y reconocimiento. Qué triunfe la luz. ¡¡¡Viva San Fernando!!!