Editorial

La ayuda humanitaria necesita canales seguros

Diario Palentino
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Palencia se está volcando, sin ideologías ni reparos, acogiendo a ciudadanos ucranianos y reuniendo alimentos, ropa y objetos de uso cotidiano y todo eso ha de ser organizado y canalizado.

Almacenar víveres y ropa sin disponer de vehículos que puedan trasladar esas donaciones hasta el lugar donde son necesarias no tiene mucho sentido. Es un gesto loable que los promotores y los beneficiarios agradecen, pero es mucho mejor si se canaliza la ayuda para que sea eficaz y cumpla su cometido. 

La solidaridad requiere logística, organización, coordinación y canales seguros, además de información precisa y cuantificada de las necesidades. Porque su objetivo es precisamente ayudar a los más vulnerables en las catástrofes naturales o en los conflictos bélicos y la desorganización puede si no condenarlo al fracaso, reducirlo en alguna medida. 

La generosidad es necesaria, pero canalizarla es de todo punto imprescindible. Más si cabe en el caso que nos ocupa, esa invasión de Ucrania por parte de Rusia cuyo final nadie puede fechar en estos momentos, cuyos efectos son a día de hoy de una magnitud desconocida y cuyas consecuencias son no solo difíciles de prever, sino de concretar sobre el terreno. ¿Cuándo volverá Ucrania a ser el país que fue o algo que se le parezca? ¿En qué momento recuperarán los ucranianos el control sobre sus infraestructuras, sus centros de toma de decisiones, sus empresas, sus calles, su vida económica, política y social? ¿Y en qué condiciones? No hay respuestas por ahora a estas y otras muchas cuestiones, entre ellas una tan importante como la cifra total de víctimas militares y civiles o el volumen de tejido empresarial destruido, por no hablar de los costes económicos, financieros, energéticos y de reconstrucción. Demasiado por dilucidar, mucha incertidumbre e incontables peligros pendiendo sobre Ucrania, a modo de espada de Damocles, pero también y a la postre sobre Rusia.

 Lo que sí sabemos de momento es que Putin avanza sin reparar en los daños, atreviéndose incluso a atacar la mayor central nuclear de Europa, que ha incumplido su promesa de no tocar objetivos civiles, que su ofensiva parece írsele de las manos y desembocar en una espiral sin sentido y, por eso mismo, mucho más peligrosa de lo que se podía prever. Ignoramos el final de esta demostración inaudita de poder, que deja muerte, destrucción, ruina y desolación a su paso. Sabemos, asimismo, que el éxodo de ucranianos que huyen de la guerra sobrepasa ya el millón doscientos mil, que en países como Polonia están desbordados ante la avalancha de vecinos a los que acoger y atender y que todos somos responsables de paliar la tragedia. Palencia se está volcando, sin ideologías ni reparos, acogiendo a ciudadanos ucranianos y reuniendo alimentos, ropa y objetos de uso cotidiano y todo eso ha de ser organizado y canalizado. 

Es bueno que las administraciones y las entidades elaboren un mapa de recursos, canalicen las ayudas y racionalicen las ayudas. Orden y logística suman y eso es lo que ahora cuenta.