Editorial

La propia vivienda como reducto de independencia y dignidad

Diario Palentino
-

La Gerencia informa de sus programas para el medio rural e invita a utilizarlos

Son muchas las personas que tienen que abandonar su casa para ser institucionalizadas en residencias y centros apropiados a sus necesidades derivadas de la dependencia, la incapacidad o la salud. Para algunas de ellas eso supone una renuncia a su ámbito privado, a los recuerdos de toda una vida, a la libertad de movimientos y de horarios, al sentimiento de pertenencia a un lugar y a su independencia y dignidad. No porque en su nuevo espacio vayan a estar mal atendidos, porque este adolezca de medios y personal suficiente o porque reciban algún tipo de maltrato; muy al contrario, seguramente en esa residencia podrán darle aquello que necesita para vivir mejor, incluso reforzarán su autoestima y contribuirán, con terapias, ejercicios y actividades, a incrementar la calidad de su día a día. El problema radica en que la persona cambia de lugar físico y pierde su referencia espacial y social y la relación cotidiana con sus seres más cercanos, con lo que todo ello conlleva. 

 Para tratar de conjugar lo deseable con lo posible y necesario, la Gerencia de Servicios Sociales de la Consejería de Familia presentó en octubre del año pasado un nuevo modelo asistencial, Atención en Red, cuyos ejes de acción son los programas A gusto en casa y Viviendas en red y un nuevo enfoque residencial. Destinados al medio rural, donde habitualmente hay menos servicios a disposición de los usuarios, los objetivos son que las personas con dependencia o discapacidad puedan permanecer en sus casas, con los apoyos que precisen, tanto de personal cualificado como de mejoras de accesibilidad en la propia vivienda y medios para facilitar el ejercicio de las actividades habituales de autocuidado, relación y seguridad. Pero, además, y eso le añade un punto de interés, contribuye a fijar población, puesto que ni el beneficiario ni sus familiares tienen que abandonar el pueblo y contempla la creación de un centenar de puestos de trabajo para los que también establece un régimen especial de venta y alquiler, de manera que los cuidadores profesionales vivan en la misma localidad donde atienen a esas personas o en otra cercana.

Así las cosas, y dado que la economía no es un obstáculo para acceder a estos programas, puesto que son públicos y se pagan en función de la renta, sorprende que solo 16 de los 255 beneficiarios potenciales los disfruten en la actualidad en siete localidades del Cerrato. Hay otros treinta y cuatro pueblos palentinos adheridos -se llevan a cabo, en colaboración con la Consejería de Sanidad, la Diputación, esos ayuntamientos y la Fundación San Cebrián-. La incertidumbre en torno a la pandemia y el desconocimiento de estos servicios pueden ser las causas de que hasta ahora no haya tenido una mayor repercusión. Por eso, la Gerencia está enviando cartas a los potenciales beneficiarios para que sepan que puedan mantener ese último reducto de independencia y dignidad que es la casa propia.