Ya están aquí. Los topillos están presentes de forma permanente en las zonas agrícolas de Castilla y León y su población está condicionada entre otros factores por la climatología. Cuando se dan determinadas circunstancias se producen repuntes en su ciclo reproductivo y, lo que hasta entonces han sido focos puntuales, se convierte en el inicio de un posible problema para el campo.

Esta es la situación que, a juicio de los profesionales del sector, está ocurriendo en estos momentos en Palencia, donde este roedor está comenzando a ser visto con demasiada frecuencia, en especial en algunas zonas. «Al oeste de la provincia, entre los límites con Valladolid, la situación es preocupante. Algunos no quieren oír hablar de la existencia de una plaga, pero sin duda en esta zona está claro que la hay», asegura el secretario General de UPA, Raúl Azpeleta.

Explica que hay pueblos como Paredes de Nava, Boadilla de Rioseco o Villada, en los que el roedor está «acampando a sus anchas». «En el resto de la provincia hay presencia evidente de topillos, pero la situación por el momento no es dramática», añade.

«Se está haciendo mucho daño a las alfalfas y al cereal, pero será  aún mayor cuando se empiece a sembrar. Si seguimos así, en septiembre podemos tener un gran problema», argumenta Azpeleta.

En esta misma línea se manifiestan los responsables de Asaja Palencia, que hablan de «superpoblación» de topillos, principalmente en la comarca de Tierra de Campos. La organización advierte de que, en las últimas semanas, «se ha producido un aumento brutal de su población», ante lo que  los agricultores «estamos totalmente atados de pies y manos».

Asaja argumenta que, no es algo que solo avalen los profesionales, sino que «los daños en los cultivos, certificados por las tasaciones de Agroseguro, ya pueden calificarse de graves».

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