Ilia Galán

Ilia Galán


Nuestro Santillana

10/10/2022

Volvía por la avenida Castellana, en la capital de España, cuando la Biblioteca Nacional me llamó para contemplar la exposición dedicada a don Íñigo López de Mendoza, el Marqués de Santillana, nacido en Carrión de los Condes y que obtuviera tanta fama, como guerrero, político, pensador y poeta. Tal exposición de antiguos y preciados libros de su época, con sus textos y otros que él usaba y encuadernaba, trayendo a nosotros el Renacimiento de Italia, se combina con otra en el Museo del Prado. Gloria de nuestras letras hispánicas, disfruto viéndole ora pintado al óleo, ora en letras góticas y en páginas ilustradas, iluminadas de un modo que provocan alabanza.
Hay una placa en la calle principal de Carrión de los Condes que muestra su nacimiento, en una casa con alguna traza gótica. Me pregunto si sería posible hacer como el profesor Giovanni Capecchi muestra en su libro, Tras las huellas de los poetas, lo que desarrolló en unas lecciones que impartió conmigo, en la Universidad Carlos III de Madrid. Él ha iniciado una excelente investigación sobre los entornos turísticos que se tejen en torno a la literatura, demostrando la eficacia de ciertos proyectos que atraen otro tipo de respetuosos visitantes. El turismo de la cultura, un mundo que en Italia, Reino Unido, Alemania, Polonia o Francia saben desarrollar formidablemente. Por ejemplo: Aliano, cerca de Matera, donde Carlo Levi se exilió y escribió, no tenía ni una cama donde reposar ni un bar y las casas se caían. Treinta años después, con un festival estival en torno a su figura, tras convertir su casa en museo, tienen ahora doscientos puestos en sus alojamientos para los visitantes y dos restaurantes, las casas se han reconstruido o restaurado y está lleno de vida gracias al escritor y lo que hicieron en su entorno, también vendiendo sus libros.
Cerca de Carrión, patria de Santob (Sem Tob), está Paredes de Nava, patria de Jorge Manrique. Antes de la pandemia celebraron conjuntamente excelentes encuentros literarios. Hubo gran participación, conciertos, y se tejió lo que podría ser, con la Fundación Lourdes Alonso, un esbozo de algo que podría hacernos prosperar.