Los afectados por los ERTE rezan por su futuro

ALBERTO ABASCAL
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Unos 700.000 trabajadores a nivel nacional esperan un acuerdo de prórroga más allá del 30 de septiembre · Los palentinos Cristina y Jaime, damnificados desde marzo, narran sus vivencias

Largas colas en agosto para solicitar ayudas a trabajadores en ERTE. - Foto: Juan Mellado

Los ERTE de fuerza mayor es una figura creada por el Gobierno de España para el sostenimiento temporal del empleo frente al parón económico ocasionado por la pandemia del Covid-19. La idea era sencilla: evitar la desaparición de empleos por la vía del despido, manteniéndoles «congelados» mientras la crisis sanitaria impide el normal desarrollo de la actividad productiva.

Según las actividades se iban abriendo y poniéndose en marcha, las empresas fueron sacando a sus trabajadores del ERTE. El trabajador cobra la prestación por desempleo, incluso si no reúne el período mínimo de cotización (carencia), con un contador a cero (es decir, si al final fuera despedido, el tiempo gastado de su prestación no se tendrá en cuenta para la nueva prestación) y el empresario se ahorra las cotizaciones a la Seguridad Social de los expedientes normales (por causas organizativas, tecnológicas, económicas o de producción). 

Bajo este prisma, en Palencia, a fecha de 12 de junio, según los datos que publica la Junta, se habían producido 1.813 solicitudes de ERTE Coronavirus que incluían a 9.763 trabajadores. El 26,69 por ciento de los ERTE presentados entre marzo y junio correspondieron fundamentalmente al sector hostelero, seguido de cerca por los presentados por el sector del comercio minorista, con el 14,23%. 

Pero los rebrotes y la elevada tasa de contagios diarios han vuelto a afectar al empleo, que después de caer en picado hasta el mes de junio, cuando se registraron cerca de 4 millones de parados, se recuperó levemente durante la primera parte del periodo estival. Las cifras podrían volver a caer si finalmente no se llega a un acuerdo para prorrogar los ERTE más allá del 30 de septiembre, ya que 700.000 trabajadores a nivel nacional dependen de la decisión.

Además, mañana 30 de septiembre es la fecha límite acordada por el Gobierno y los agentes sociales para la vigencia de los ERTE y, por el momento, no se ha producido un acuerdo para prorrogarlos. «Estoy en ERTE desde el 16 de marzo y solo he salido de él para fines de semana, pero tras las últimas medidas de restricción adoptadas por la Junta he vuelto a la situación de partida», reconocía a Diario Palentino Cristina (nombre ficticio), una vecina de la capital de 44 años enrolada en el sector de la hostelería, uno de los más golpeados por la pandemia. «De momento, yo he percibido la prestación con normalidad, pero realmente lo veo muy negro el futuro a medio plazo. Lo que sé es que los trabajadores, como siempre que ha habido crisis, seremos los grandes perjudicados, aunque actualmente hay que decir que los  pequeños comerciales y empresarios están en una situación límite y con pocas o nulas ayudas», añade.

Cristina, que insiste en que la situación «no tiene color», augura que el próximo año no será muy distinto al actual si no se adoptan medidas: «Necesitamos un consenso entre todos, especialmente entre los partidos políticos, sindicatos y patronal. Hay que dejarse de mirar el ombligo y legislar para la ciudadanía, especialmente los políticos. De lo contrario, los pequeños negocios o las pequeñas empresas se verán abocadas a desaparecer y con ellas buena parte de los trabajadores y autónomos».

Jaime (nombre ficticio), de 57 años y trabajador del sector comercio-metal, reconocía a Diario Palentino que está convencido de que la prórroga se ampliará: «No me cabe duda de que los ERTE se prolongarán porque, de lo contrario, las listas del desempleo crecerán de manera exponencial. Es que, en realidad, es la única herramienta que existe en estos instantes para mantener viva una empresa». 

Jaime, que se encuentra en situación de ERTE desde el 17 de marzo y cobrando con regularidad su prestación, subraya que la crisis es tan grande «que algunas empresas que estaban justas, finalmente acabarán por desaparecer y, por lo tanto, habrá despidos». Todo el mundo mira ya hacia el 2021 para intentar abordar el futuro con otros ojos.