Las reservas de hielos se encuentran bajo mínimos

Ismael Martín
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Hielos Palencia no puede hacer frente a los altos costes de la energía y a la intensa demanda. Los sanantolines «van a ser tristes» si no cambia la situación actual

Las reservas de hielos se encuentran bajo mínimos - Foto: Óscar Navarro

El desabastecimiento de hielo, uno de los productos estrella del verano, es un problema real. Los altos costes de la energía, que han reducido el almacenaje de este producto, unido a la fuerte demanda propia de la época estival ha llevado a los proveedores de hielo a no poder satisfacer las necesidades de los clientes. Es un hecho que está pasando en todo el país del que Palencia no es ajena. «El mes de mayo, que es cuando empiezan los meses de más actividad, teníamos las cámara llenas. Desde hace un mes aproximadamente estamos con un palé de hielo en unas cámaras en las que entran 120 palés», señala Alfonso Jimeno, propietario de Hielos Palencia, para afirmar que «de no mejorar la situación se presentan unos sanantolines muy tristes. Si no hay hielo, no vamos a poder llevarlo a la plaza de toros o a los conciertos que se celebren».  

Hielos Palencia es la única empresa en la capital dedicada a la producción y comercialización de hielo, en su caso de hielo en escamas -el que se utiliza en las pescaderías-. En sus instalaciones de 800 metros cuadrados, sus tres máquinas y sus siete trabajadores fabrican un total de 20 toneladas diarias de producto, que se están viendo muy afectadas por el alto precio de la electricidad. «La tarifa más cara antes es la más barata de ahora. Estábamos pagando el kilovatio más caro a 12 céntimos y ahora esa cifra es la más barata siendo veinte céntimos el kilovatio más caro», comenta. Esto está repercutiendo tanto en el coste de la fabricación como en su almacenaje. «La factura de ahora es el doble de cara que hace unos meses; y eso que somos una empresa pequeña y tenemos contratados 200.00 vatios», explica.

El mayor coste energético también influye de forma negativa en el precio de las materias primas. «Un saco de escamas de 20 kilos me costaba ocho céntimos y ahora le estoy pagando a 22. Al final cualquier fabricación se basa en una energía», asegura Jimeno.

Al mismo tiempo que el precio del almacenaje ha aumentado en más de un 50%, la empresa palentina se ha visto obligada a aumentar el de venta. Si bien «este no ha subido al mismo ritmo al hacerlo en un 30%», declara, para asegurar que el precio no ha subido lo que debería, pues el producto hay que transportarle y la gasolina ha duplicado su coste. «El precio que nos ha subido la fabricación de hielo no se corresponde con el que nosotros hemos puesto la venta del hielo».

Así, el hielo en escamas ha pasado de costar 30 céntimos a 40. Además, la empresa compra cubitos de hielo para posteriormente venderlo. Este ha aumentado su precio de 40 a 50 céntimos. Si la situación del hielo en escamas es mala, la del cubito es aún peor. «No hay hielo en España. Fábricas hay, pero están todas a mínimo de reservas», destaca. «El hielo lo traemos por tráilers. En condiciones normales estaríamos consumiendo unos cuatro camiones a la semana y se está consumiendo uno o uno y medio. Nos estamos peleando por los hielos», confiesa Francisco José Quirce, trabajador de la empresa. Es más, han tenido que desplazarse hasta Jaén para poder cargar la mercancía. 

demanda. Junto al factor «clave» de la energía, la situación también se ha visto agravada por por el incremento de la demanda. «Ha aumentado considerablemente, cada día tengo muchísimas llamadas de gente que necesita hielo. Podemos estar en cifras del 30%», subraya. Por este motivo, la empresa se ha visto obligada a limitar el número de clientes a los que suministra el producto. «Ahora mismo estamos sirviendo solo a los de todo el año. A muchos que llaman desde cualquier punto de España les tenemos que decir que no nos queda hielo», lamenta. Los principales clientes son la hostelería, la industria alimentaria y el sector particular. «La hostelería es la más perjudicada porque dependen de ello desde el minuto uno», dice. También, como comenta el dueño de Hielos Palencia, está habiendo una «psicosis» en el consumidor que cuando necesita hielo pide el doble de cantidad que antes. 

Las previsiones para los próximos meses no son muy halagüeñas. «Ojalá me equivoque, pero agosto va a ser un mes muy malo y los precios de la luz serán más caros. Hasta septiembre no se volverá a una normalidad», concluye.

La climatología, factor importante en la crisis del agua sólida. La fabricación de hielo depende mucho de la climatología, como destaca el dueño de Hielos Palencia, Alfonso Jimeno. Invierno, una estación en la que el que el consumo de hielo es más bajo, es un período utilizado por las empresas para llenar sus cámaras refrigeradoras, que se encuentran a -20 grados, y encarar así los meses de verano en el que la producción es más complicada por el calor. «El agua viene más caliente y por tanto hay menos producción. Las máquinas notan mucho cuando baja mucho la temperatura. Si viniera una borrasca como Filomena se solucionaría todo», afirma Jimeno. Por esta razón, y más si cabe viendo las reservas de hielo de la empresa localizada en el polígono industrial de la capital, es preciso echar un vistazo a las predicciones meteorológicas de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), pues de cumplirse los pronósticos, las condiciones climáticas no ayudarán a resolver el problema de la crisis de reservas de hielo.

El calor seguirá presente en las próximas semanas e incluso meses. Según la Aemet, en agosto, septiembre y octubre no se producirá un descenso brusco de las temperaturas. Así, las grandes protagonistas serán las temperaturas cálidas y menos lluvias de lo normal. 

En concreto, señala que la predicción trimestral, de acuerdo con los escenarios más factibles, apunta a un período agosto-octubre con un 60% de probabilidades de que sea más cálido de lo normal en la mayor parte de la Península y de Baleares. De hecho, apenas hay un 10% de probabilidades de contar con temperaturas inferiores al valor medio en los próximos meses.

En lo que respecta a las precipitaciones, no se ve una tendencia clara en la vertiente mediterránea y tampoco en Baleares. En el resto de la Península y en Canarias, los modelos aportan un 45% de probabilidades de que en el trimestre formado por agosto, septiembre y octubre llueva menos de lo normal y tan solo un 20% de probabilidades de que éste vaya a ser un período más lluvioso.