La pasada temporada, su primera completa como matador, la finalizó con una veintena de festejos y decimoquinto del escalafón. No está nada mal
Lo he dicho siempre, que me sentí un auténtico privilegiado con esa veintena de corridas de toros, pues era, como bien dices, mi primera temporada completa tras tomar la alternativa, en la que el objetivo no era otro que ir cogiendo oficio de cara al futuro más inmediato.
Durante su etapa de novillero hubo años duros por la falta de contratos. Hay que ser muy fuerte anímicamente para seguir adelante cuando se deja todo a los 16 años para cumplir el sueño de ser torero
Nadie me dijo que esta profesión iba a ser fácil. Tras debutar con picadores me quedé parado en seco, así que me busqué mi lugar de supervivencia en las tapias y las capeas, que me valieron para verle la cara al toro. Esta es la lucha que conlleva ser torero y la acepto de buen grado.
Alguna temporada, como la de 2016, de los cuatro paseíllos que hizo dos fueron en Madrid...
Las capeas y las tapias me permitieron llegar más preparado a los compromisos que iban surgiendo, entre ellos el de mi presentación en Madrid, donde conseguí dar una vuelta al ruedo con la de Antonio Ordóñez, de ahí que a los pocos días volviera a Las Ventas con la de El Montecillo, llevándome una ovación.
Más información en la edición impresa y en la app de Diario Palentino