Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


La primavera pide paso

18/03/2023

Sí, como todo en la vida, en la que los prolegómenos pasan a dar la cara: Llega la etapa de la persistencia... después surge la decadencia... y... ¡el triste final! Ocurre en personas, casos y cosas. Y una de esas etapas de quita y pon, nos pide paso: La primavera, novia de los poetas. Pero... ¡qué cosa tan rara!: Los poetas célebres, los famosos, los que han marcado pautas, sus poemas tristes, por reflejar incomprensión, traición, fracaso y todo tipo de contrariedades, los han escrito en primavera. Y es que, sin duda, es una etapa que aporta una gran fuente de inspiración comparativa, porque en el transcurso de una vida, aunque intentemos buscar el optimismo, tenemos que reconocer que jamás se regresa a los inicios. En cambio, la primavera, muy chulilla ella, se permita el lujo de resucitar y renacer. Y dentro de muy pocos días nos lo va a demostrar. Ya, pronto, ese capullo que todavía se insinúa entre espinas, se entreabrirá hasta convertirse en rosa. Las zarzamoras  ocultarán sus descarnadas ramas y reaparecerán cuajaditas de hojas brillantes, preciosas y asegurando que algo más tarde se mostrarán llenas de moras, riquísimas. Yo las rebuscaré entre pinchazos porque me encantan, me recuerdan la niñez y además son fruta natural, saludable y sin conservantes ni colorantes. Los bancos -¡de sentarse!- situados en parques y jardines, pronto serán el sosiego de los viejecitos y de los cansados -¡y de las viejecitas y de las cansadas!- Los niños, -¡y las niñas!- seguirán siendo una mezcla de encanto y tabarra a partes iguales. El campo estará maravilloso. Las fruterías se llenarán de la fruta actual que no sabe a nada. Estamos entrando en esa etapa en la que la ciencia médica no sabe con qué carta quedarse: Depresión primaveral... cambios bruscos de temperatura... Nunca me han gustado los potingues aunque sean de marcas acreditadas. Comprobaremos que el tiempo no pasa por pasar el rato, que pasa para dejar huellas muy profundas tanto en el cuerpo como en el alma. Y lloraremos soportando las consecuencias del resultado, pero sólo de puertas para dentro. La inspiración, a veces se va por tristes derroteros y nos hace ver lo blanco negro, como le ocurrió a una de mis poetas favoritas: En mi Pazo, y sosegada, / acunaba con ternura / a mi niño chiquitín / bajo la luz de la luna. / Amaneció, salió el sol, / y comprobé suspirando / que era una cuna vacía / lo que yo estaba acunando.

ARCHIVADO EN: Depresión, Ciencia