Gritos como ¡esto es lo que yo había pedido en mi carta! o ¡qué ilusión me ha hecho este juguete¡ presidieron la jornada en la que los Reyes Magos no se olvidaron de llenar zapatos y depositar bolsas con regalos, sobre todo para los más pequeños de la casa, pero también para los adultos que, aunque en ocasiones lo nieguen, esperan algún presente y sonríen como cuando eran niños al recibirlo. En muchos domicilios el sueño de los infantes fue corto y los más madrugadores estuvieron a punto de sorprender a los Magos de Oriente en plena tarea de reparto. Lo mejor, las caras de felicidad y sorpresa que dejaron los regalos en cada vivienda y ese tiempo aún largo hasta el lunes para disfrutarlos, aunque la vuelta al cole se hará un poquito dura.