Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Crisis

15/03/2022

Cuando las alianzas se desmoronan, entre familia y sociedad  o entre países y culturas, lo que más se complica es el entendimiento y el aliento cooperante, más allá de los espacios fronterizos, que nos dispersan y dividen. El narcisismo que suelen generar en parte los sistemas en los que nos movemos, hace que muchas veces antepongamos nuestra victoria personal a ese sentido social responsable que todos debemos cultivar como un diario de vida. Sin ese laboreo moral, la misma estructura asistencial se derrumba, hasta el extremo de que nadie conoce a nadie; obviando que cuando no hay apoyo, la desesperación y el extremismo crecen. 
La contrariedad está ahí, son muchas las catástrofes que nos acorralan en los últimos tiempos, lo que hace que cada vez más familias necesiten asistencia social. Solo hay que escuchar los testimonios de las gentes, sobre la multitud de crisis que están afectando su vida cotidiana. Los valores fundamentales, como la clemencia o la solidaridad, la amabilidad o la compasión, han de formar y conformar nuestro espíritu constante, en base a un enfoque más fraterno, equitativo y equilibrado, que promueva la erradicación de la pobreza, la placidez y el bienestar de todos los hogares. Es evidente que las amenazas nos dejan sin fuerza, pero batallando en equipo siempre hay oportunidades de multiplicar las soluciones. Es el momento, pues, de que el reloj de la comprensión avance, tome conciencia de nuestro interior y nos pongamos a colaborar socialmente, mediante un renovado soplo participante. 
Tampoco debemos ignorar la realidad de los diversos mundos, sobre todo de aquellos espacios que quedan fuera de la economía mundial, de la intervención o asistencias organizadas, lo que nos demanda intervenir más y mejor, tanto en seguridad alimentaria como en sanidad, donde multitud de personas mueren por la desigualdad de acceso a básicos tratamientos, o en educación; que, sin duda, es el gran igualador de las condiciones humanas de dignificación y el principal volante de cambio. Desde luego, no podemos continuar fracasando, es vital cuidar de nosotros mismos, pero también de lo que nos circunda, con un compromiso auténtico de generosidad.