El Niño de la Galleta

A. Benito
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Nació en Aguilar y desde bien pequeño sintió especial admiración por el flamenco. El guitarrista Mariano Mangas demuestra que Palencia es una provincia llena arte y talento

El Niño de la Galleta

Empezó a tocar la guitarra gracias a su padre, que aun siendo de San Sebastián, era un gran aficionado al flamenco. «Por su trabajo, tuvimos que cambiar de residencia en numerosas ocasiones. En Almería, me apuntaron a una academia. También estuvimos en Melilla, en Madrid y en Soria. En esta última ciudad no había nadie que tocara y cantara flamenco, así que me buscaron un profesor de Sevilla que me mandaba las clases en cinta de cassette», explica entre risas el guitarrista aguilarense Mariano Mangas.


Después de estudiar guitarra clásica, su deseo de titularse en guitarra flamenca le llevó hasta Rotterdam. «Es curioso, pero en aquel momento era imposible completar estos estudios en España. Mis compañeros del Líbano, Bulgaria o Alemania no daban crédito», continúa el artista, que hace tan solo unos meses actuaba en su localidad natal junto al cubano Hosman Clenton. 


«Los músicos flamencos siempre han tenido apodos relacionados con la comida: Camarón, El Tortas, El Cigala, Habichuela... A mí mi padre me llamaba El Niño de la Galleta», comenta Mangas al tiempo que indica que Aguilar, el lugar del que procede y en el que actualmente vive su madre, siempre ha sido una especie de refugio y lugar de unión. «Tanto es así, que titulé Calle del Puente a mi anterior disco», añade. 


No obstante, desde hace varios años reside en un pueblo de Burgos. «Profesionalmente, estos días de confinamiento los estoy empleando en rematar mi siguiente trabajo, Por Cuplerías, que incluirá temas tan conocidos como Palabras para Julia, Volver, Amor de mis amores o Alfonsina y el mar, pero en versión aflamencada», explica Mangas, que puso en marcha este proyecto en el que participan nueve personas en junio del año pasado.


«Queríamos tenerlo para principios de mayo, de hecho ya teníamos cerrada la presentación, pero ahora quizá haya que hacer cambios», continúa el artista aguilarense.


Como sus compañeros, este músico que es también docente ha tenido que adaptarse para seguir formando a sus alumnos a distancia. «Una cosa curiosa es la cantidad de gente que me llama y me pide canciones como el cumpleaños feliz», comenta al tiempo que recuerda que asignaturas como la música, la plástica o la gimnasia, tradicionalmente consideradas marías, se están convirtiendo en las más importantes durante estos días. 


Precisamente, y para alegrar el confinamiento a sus vecinos, Mariano Mangas echa mano cada tarde de guitarra y amplificador. «El primer día toqué el Himno de Burgos y a la gente le gustó tanto que hemos puesto en marcha una especie de radiopeticiones. Ellos me hacen sugerencias por whatsapp y yo interpreto lo que me piden», concluye este intérprete que demuestra que Palencia es una tierra llena de arte y talento.