La desescalada del independentismo

Agencias - SPC
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El apoyo de ERC a Sánchez para extender el estado de alarma causa el enésimo desencuentro con sus socios de JxCat, pese a que este servirá para reactivar la mesa de diálogo en julio

La desescalada del independentismo - Foto: Marc Brugat Europa Press

¿De qué se hablaba en España antes de la crisis sanitaria del coronavirus? El desafío soberanista de Cataluña copaba buena parte de la conversación y ahora vuelve a la palestra porque nadie da, ni en la política ni el la vida, algo a cambio de nada. En plena desescalada hacia esa nueva normalidad que tanto predica el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ERC -también el PNV- volverá a funcionar de muleta del Gobierno de coalición para que se apruebe el miércoles en el Congreso la sexta prórroga del estado de alarma y la contrapartida es que reactive cuanto antes la mesa de diálogo independentista. 

Así, Sánchez marcaba su precio y, previsiblemente en julio, cuando se de por terminada la alerta, se reunirá con el partido catalán, que volverá a plantear el derecho de autodeterminación y amnistía para políticos presos y «exiliados». 

«El Gobierno siempre ha mantenido, y ese es mi compromiso, que íbamos a retomar cuanto antes la agenda de la legislatura, los compromisos de la investidura. Si es en el mes de julio cuando se puede celebrar esa mesa de diálogo, mejor, porque eso significará que volvemos a la normalidad, que hemos superado la emergencia sanitaria y que hay libertad de movimiento en el conjunto del país», declaraba ayer el presidente.

Así se pronunció tras reunirse por videoconferencia con los presidentes autonómicos y transmitirles la voluntad del Gobierno de prolongar el estado de alarma hasta el 21 de junio. Además, señaló que ayer mismo había hablado con el líder de la Generalitat, Quim Torra, «para explicarle el diseño del estado de alarma» en la que será la última extensión de la alarma: «Me dijo que no lo veía, que no era necesario», agregó, lamentando discrepar en esta cuestión porque, según destacó, este instrumento es el que permite restringir la movilidad.

Así, mientras que el partido de Torra, Junts per Catalunya, volverá a rechazar esta semana la medida, su socio en el Govern, ERC, se abstendrá, tras alcanzar un acuerdo con el PSOE. Aunque este no hace referencia a la mesa de diálogo, el vicepresidente regional, Pere Aragonés, indicó que las declaraciones públicas de Sánchez le parecen «un compromiso suficiente».

Cada vez más alejados

Apostando por retomar las conversaciones a principios de julio, Aragonés afirmó que su partido trabaja para conseguir «la independencia de Cataluña», tratando de «avanzar en el reconocimiento a la autodeterminación», y por «la amnistía de los presos y exiliados», en alusión a los líderes independentistas condenados por el procés.

Esta decisión de ERC supone el enésimo desencuentro de la formación con sus socios de Gobierno en la región, JxCat, que ve el consenso del sábado insuficiente y exige recuperar de inmediato las competencias y gestionar la desescalada. Para Torra,  «no ha existido en absoluto la cogobernanza» y «la centralización ha supuesto lo contrario a la agilidad y la rapidez». El presidente recalcó asimismo que «naturalmente el estado de alarma termina en la fase 3, pero lo que reclama la Generalitat, por respeto y defensa de sus competencias, es que termine mañana mismo».

De cara a la necesaria reconstrucción por la COVID-19, Torra puso sobre la mesa la necesidad de hacer efectiva ya la flexibilización del tope de déficit y situarlo en el 1 por ciento, pues el 0,2 es «ridículo».

Por su parte, Aragonés se defendía de las críticas  de Torra y la diputada de JxCat en el Congreso Laura Borràs y les aseveró que «nunca aceptaré que digan a ERC qué tiene que votar».

Asimismo, el dirigente de ERC quiso dejar claro que el acuerdo que se rubricará en el Congreso el próximo miércoles es únicamente de grupo parlamentario en la Cámara y no del Govern.