Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Labores pendientes

20/09/2022

Todos estamos llamados, a través de nuestras respectivas funciones, a cultivar y promover el respeto de la dignidad inherente a toda persona, tanto en los diversos contextos sociales como en la familia. Nuestra gran tarea actual es la de armonizar todas estas discordancias, que nos tienen en batalla permanente. Desde luego, no hay mayor riqueza que activar la quietud entre nosotros. Es el avance humanitario, el gran desarrollo anímico, lo que debe reconquistarse en cada rincón del planeta.
Por la armonía en lo heterogéneo, hasta los pueblos pequeños se hacen grandes en espíritu; mientras que por la contienda todo se destruye, hasta los más pujantes gobiernos. De ahí, la necesidad de trabajar unidos para desmantelar todo este cúmulo de discordias en nuestros entornos. No dejemos ni un día de apoyar los movimientos que luchan por la igualdad y los derechos humanos, tampoco de denunciar los discursos de odio que nos enfrentan, tanto por los caminos virtuales como por las áreas a transitar. Otra de las grandes labores pendientes, sin duda, está en ganarnos la confianza; a fin de favorecer la cohesión social. 
La codicia, la intolerancia, la ambición por el pedestal del poder, son motivos más que suficientes para encender el espíritu bélico; cuando, en realidad, hemos de trabajar por regenerarnos unos a otros en climas de sosiego. 
Lo importante es no dejarse embaucar por el delirio de crecer demoliendo. Ha llegado el momento de decir basta, de disipar tensiones para gestionar la multitud de crisis que nos ahogan por todo el orbe, de transformarnos y mirar hacia adelante, observando que es de sabios reconocer los diferentes errores, sentir tristeza, enmendarse, pedir consuelo y llorar desconsolado. En efecto, mal que nos pese es la hora del llanto, de pararse a tomar aliento, de hacer algo por los demás. 
Para empezar, volvamos los ojos a esas familias arruinadas, totalmente hundidas, a esa gente que no tiene acceso a lo mínimo para vivir dignamente. Tenemos muchos tratados y estados sociales, pero nos falta el coraje de hacernos piña para concertar en verdad, acciones y actuaciones conjuntas, que nos reintegren y hermanen. ¡Rompamos las cadenas que nos encadenan a la pobreza! ¡Libertad siempre! 

ARCHIVADO EN: Derechos Humanos