Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Aquel sexo...

21/02/2023

Aquel sexo se fue como el rápido de Irún. No solo ha habido en España un cambio en la finalidad del sexo, sino en las formas de hacerlo, como demuestran las conversaciones en Internet de chicos y chicas. La forma individual de ejercerlo cambiará, como solicitan constantemente los diputados de Podemos. La gota cala.
Nos enseñan como nueva la teoría queer, desarrollada en EEUU en los años cincuenta, contra el binarismo hombre-mujer como dos únicos sexos. Y estamos en un número indeterminado de sexos donde cada día surgen otros.
Se imponen los Trans, que harán reformar desde la educación hasta las prisiones, lugar donde más podían sufrir los travestis y donde ahora conseguirán más dinero trabajando. 
Se fueron al mar de Sorolla las casas de citas de Vicent, del Último Tranvía a la Malvarrosa y del ABC de Jaime Capmany. 
También han desaparecido los nombres de garitos de captación de clientes, como la madrileña Palentina, o la valenciana Palentina a la entrada del Barrio Chino de Velouters. 
Por allí paseaba a la busca una mujer vieja constantemente entera vestida de blanco, para significar que tenía alejadas las venéreas, muy pintada, con minifalda y calcetines Punto Blanco. Andaba entre el tumulto del sábado de cobro y las Casas de Lavados. Plantas bajas donde se atendía a los clientes que bajaban de un servicio para evitar la gonorrea o la sífilis. Eran mejor modo que el que tenía un compañero mío de Arquitectura que dibujaba muy bien. que hervía en la Magefesa sus calzoncillos para desinfectarlos. Era un autoclave como el del señor Fontana, el peluquero de la calle Mayor. El método de limpieza de mi compañero se suprimió cuando los que compartían piso se enteraron y por marrano le pusieron de patitas en la calle.
Las tiendas de condones hoy han desaparecido, la de Condones el Torero de estribillo: «famosos en el mundo entero». Y otra con un cartel exterior de un cohete chino de sorpresas, tras la cafetería Casa Balanzá de Valencia. 
Eran otras maneras de entender el fin del sexo, de discretamente ejercerlo y escuela de mayores donde ejercerlo. Ya no existe padre ni madre, sino progenitor y gestante.