Cocina infantil que ayuda a conciliar

J. Benito Iglesias
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El Centro Tecnológico de Cereales (Cetece) organiza un campamento urbano para acercar los fogones a los hijos de trabajadores y otros alumnos externos

Cocina infantil que ayuda a conciliar - Foto: Óscar Navarro

Se trata de una actividad excepcional que, tras dos años sin celebrarse por la pandemia, retomó la última semana de junio, rostros sonrientes, emociones y ganas de aprender a familiarizarse con platos sencillos, además de contribuir a la conciliación familiar de los trabajadores del Centro Tecnológico de Cereales (Cetece), con sede en el campus universitario de La Yutera. Ayer concluyó el campamento urbano de cocina infantil, donde 13 niños y niños entre 7 y 12 años han hecho de todo un poco para poder sorprender luego a sus progenitores.

«Damos un servicio de conciliación tanto a hijos de empleados como a gente de fuera, ya que el colegio  terminó pero muchos padres no tienen aún vacaciones. Es un taller lúdico pero a la vez se aprende dietética, nutrición e higiene  por que los peques práctican lo aprendido sobre cocina en casa», indica Elena Rubio, responsable del departamento de formación del Cetece.

En su opinión, la experiencia para los jóvenes alumnos no puede ser más gratificante. «Para ellos entrar en una cocina de gran tamaño es algo diferente, aunque muchos con la pandemia ya  hicieron cosas en casa. Procuramos que cada día de la semana se aborden contenidos diversos, desde platos italianos al trabajo con chocolate, para terminar el último día con la cocina festiva. A los niños les encanta porque primero preparan, luego prueban y al final se llevan cada día para compartir con sus familias lo que han elaborado», señala.

Cocina infantil que ayuda a conciliarCocina infantil que ayuda a conciliar - Foto: Óscar NavarroElena Rubio, como no podía ser de otra manera, recuerda que en anteriores ediciones se enseñaron en el campamento técnicas sencillas inherentes al trabajo diario de formación que realiza el Centro Tecnológico del Cereales en el ámbito de la panadería o la pastelería. «Un año se abordó la cocina saludable y en otra ocasión se enseñó a elaborar queso. Como a veces repiten niños, se trata de aportar siempre cosas nuevas», afirma.

lúdico y formativo. Elena Iglesias, responsable de la empresa de servicios Kamalún, se encarga de impartir las nociones básicas de cocina a los participantes. «Esta actividad resulta divertida, los niños se adaptan muy bien y se atreven con todo. A los más pequeños lo de fregar y recoger, como no les suelen dejar hacerlo en casa, no les supone tanto problema, pero a los más mayores no les gusta nada lo de la limpieza y hay que estar detrás de ellos, aunque todos se suman a la tarea. Lo más importante es que disfrutan mucho de lo que elaboran, les guste o no, para llevarlo después a sus domicilios. Este año lo que más les agradó fue hacer es un brazo de gitano a base de chocolate y nata, aprendiendo también a preparar el bollo. Se incide mucho en elaborar platos que apoyan  una dieta saludable y con las dosis precisas para su desarrollo y equilibrio físico. En definitiva, queremos  que aprendan a comer bien», resume la monitora.

Carmen Motos, de 12 años, ha sido una de las alumnas participantes en el taller gastronómico del Cetece. «Estoy contenta porque he podido conocer varias cosas cada día y temas de cocina muy variados. Es importante lo aprendido aquí porque luego puedes practicarlo y te sirve para alimentarte mejor», explica.

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