Muere a los 87 años el exalcalde de la capital Antonio Encina

Carlos H. Sanz
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Médico de profesión, ostentó el bastón de mando de la ciudad entre el 7 de septiembre de 1987 y el 15 de junio de 1991 y fue uno de los fundadores de Agrupación Palentina Popular

Muere a los 87 años el exalcalde de la capital Antonio Encinas

Antonio Encina Losada, quien fuera alcalde de la capital entre el 7 de septiembre de 1987 y el 15 de junio de 1991, falleció ayer a los 87 años de edad. Nacido el 19 de agosto de 1934, se licenció por la Universidad Autónoma de Madrid y ejerció como médico especialista en traumatología y ortopedia. Casado con Eugenia Candelas Guerra, fue padre de cinco hijos -Antonio, Ángel, Carlos, Julio y María Eugenia- que le acompañarán en el funeral que tendrá lugar hoy, a las 12,30 horas, en la iglesia de San Miguel. 

Antonio Encina entró en política por amistad. Fue Gerardo Cisneros quien en 1987, cuando Alianza Popular le propuso ser candidato a la Alcaldía, puso como condición que Encina figurase como número tres de la lista. A pesar de que siempre reconoció que nunca tuvo pretensiones políticas, aceptó. AP ganó las elecciones y fue elegido concejal, pero lo que en un principio iba a ser un tranquilo traspaso de poderes entre la corporación de Francisco Jambrina y la de Gerardo Cisneros acabó siendo noticia a nivel nacional.  

La situación económica en la que estaban las arcas municipales, con una deuda contable considerable y una extracontableaún más impresionante, que, en total, sumaban cerca de 4.000 millones de pesetas, llevaron a la dimisión de Cisneros a los pocos días de tomar posesión del bastón de mando.

Fue entonces cuando Antonio Encina dio un paso adelante y tomó las riendas del Ayuntamiento de la capital. A pesar de gobernar en minoría, en condiciones de quiebra y con una feroz oposición en frente, logró solventar el problema económico tras sellar un pacto de gobernabilidad con CDS que le garantizó el apoyo de sus tres concejales.

Durante su etapa como alcalde, no solo renegoció la deuda y sacó de apuros económicos al Ayuntamiento, sino que llevó a cabo la construcción de la depuradora de agua en el Camino de la Miranda; obtuvo para el Ayuntamiento gran parte de los terrenos del polígono industrial de la capital y desarrolló el PGOU que se aprobó nada más tomar posesión la siguiente corporación, la del socialista, Heliodoro Gallego.

Sin embargo, el logro del que más orgulloso se mostró siempre Antonio Encina fue la creación de la Fundación Díaz-Caneja. En una entrevista concedida a DP, recordó cómo todo se fraguó tras un desayuno en el hotel Rey Sancho. «Él estaba muy ofendido con el trato que le había dado Palencia y una mañana, mientras desayunaba, me fui a hablar con él porque León y Valladolid estaban interesados en disponer de un museo de arte contemporáneo con sus obras».

«Ya habíamos empezado la lucha para que el Ministerio de Cultura sacase los legajos de la Casa de Cultura y así crear allí la Fundación. Finalmente, nos cedió 40 obras y, cuando le expuse el proyecto a Javier Solana, se quedó asustado ya que por aquel entonces ya se habían tasado tres obras suyas en cinco millones de pesetas cada una», rememoró.

La fundación. Mientras Antonio Encina superaba la dura prueba de la gestión municipal, el grupo municipal de Alianza Popular -que había iniciado su refundación en las siglas del Partido Popular- se desgajaba en dos facciones. Por una parte estaban los que le apoyaban, entre ellos Sonia Lalanda, Félix Diez Zarzosa, Abel González Fuentes y Fernando Martínez Zulaica; y, por otra, los que estaban de parte de Jesús Mañueco, ya entonces presidente de la Diputación.

«Había que ordenar y limpiar el partido, aunque a nivel regional y nacional no pintábamos nada y, así, un 17 de enero de 1991 fui a Madrid a pedir audiencia a José María Aznar», rememoraba Encina en esa entrevista. El presidente nacional del PP no le recibió y esa fue la chispa que originó el cisma en el PP y la creación de la Agrupación Palentina Popular.

En la elecciones de 1991, APPobtuvo dos ediles con una lista encabezada por Antonio Encina que, sin embargo, renunciaría a su acta poco después en favor de Fernando Martínez Zulaica, que junto a Sonia Lalanda quedaron como concejales de la formación.