Dionisio Lamas Muñoz

Tribunal Libre

Dionisio Lamas Muñoz


Políticas indignas

26/08/2022

Son las que oscurecen el prestigio de una nación dentro y fuera de ella, llevadas a cabo por políticos sin ética alguna, sin inquietud alguna por el pueblo, y con visible desprecio hacia sus necesidades reales, las cuales nunca coinciden con las ideologías populistas y demagógicas. Son políticas alumbradas en la teratología.
Son las que se ponen en práctica desde ideas conducidas por el odio, quienes solo aprendieron a maltratar desde el acoso a cuanto se opone a sus cortas y torpes luces llenas de oscuridades, procedentes de las tinieblas de sus conciencias, manchadas por la necedad, la destrucción, y cuanto contraviene a la vida y la felicidad del ser humano, al que aborrecen por antonomasia, pero del que se sirven para llegar al poder.
Son las que, desde el poder, intentan hacer héroes a los apátridas, traidores, y felones, mientras que los verdaderos héroes son defenestrados, humillada su memoria, y deshonrada su historia.
Políticas indignas son las que socavan y reducen la educación y la cultura hasta transformarlas en miseria intelectual, aduciendo que el esfuerzo, el tesón y el sacrificio generan estrés. Tales políticas despojadas de esos valores, pertenecen al oscurantismo perverso, el cual induce a la creación de generaciones de  imbéciles y sin personalidad, degeneradas por los populistas y demagogos, esas generaciones serán incapaces de pensar, de dialogar, de consensuar, de formarse, de        respetar.
Políticas indignas son las que pretenden la austeridad del pueblo a través de normas, leyes y decretos, y los gobernantes de cualquier nación viven en la opulencia y el despilfarro, sin mostrar el más mínimo decoro, la más mínima honestidad, la más simple explicación, y en su cicatería postrera engañan al pueblo con ocurrencias infantiles permanentes, bajo soflamas del inframundo de la indecencia, de la mentira y de la indignidad.
Políticas indignas son las que guían al pueblo a la ignorancia, dirigen a la nación a la esclavitud ideológica, conducen a las gentes al rechazo de la historia, sentido único y último, bajo el cual se reconoce una nación en sus símbolos el jefe del Estado y la bandera, patrimonio indisoluble, frente a las felonías recurrentes de mendaces paladines.

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